OPINIÓN|
El artículo de esta semana lo escribo con el corazón oprimido. Triste. Asombrado ante los alcances de la ambición, la indolencia y la irresponsabilidad en cuanto al cuidado de aquello que nos pertenece. Ante el descuido del tesoro que la naturaleza y la humanidad han puesto a nuestro cuidado en el irrepetible Parque Nacional del Cajas.
Y fue cuestión de llegar al lugar para presenciar atónito el daño causado por un insensato proceso de construcción a las orillas mismas de la laguna de Illincocha, corazón del Cajas. Una suerte de acequia que descarga a la laguna las aguas residuales de la construcción. Las huellas, sobre el delicado suelo del páramo, del ingreso de la maquinaria pesada con la que realizaron un proceso de desbanque y remoción de material de altísimo valor biológico, constituyendo ya un daño irreparable al delicado ecosistema. La agresión directa a un micro bosque protector que alberga especies endémicas y en franco proceso de extinción. Y todo ¿para qué? Para que el cuerpo de bomberos de Cuenca construya una estación que, en la práctica, resulta ser una suerte de chalet de lujo que incluye excesos tales como un sauna y un gimnasio.
Y ni siquiera voy entrar en los temas legales. La flagrante violación a los términos del comodato por el cual el Ministerio del Ambiente entregó este terreno ha cuidado de la institución bomberil a condición de no realizar ninguna intervención adicional. Ni quiero hablar del incumplimiento de cuanta ley, norma y ordenanza existe sobre el cuidado del ambiente. O de la ausencia de permisos, estudios y documentos habilitantes.
No. Voy a hablar, eso sí, del precedente que estamos sentando al permitir semejante aberración. De la peligrosa frontera que hemos cruzado mil veces desde que se permitió la construcción de la carretera, las concesiones mineras y ahora finalmente las construcciones de infraestructura en estas zonas que deberían ser un santuario intocado de la naturaleza. Y voy a hablar sobre todo de la apatía de la sociedad. Esa sociedad que aún no se moviliza para defender el sustento de la vida. Ahora mismo. Antes de que sea demasiado tarde… (O)