OPINIÓN|
Tres opciones abre el ministerio del ramo para el próximo ciclo lectivo de Sierra y Oriente: presencial, en línea o abierta y educación en casa. Novedosa es la primera con ciertas restricciones. Dependerá del semáforo fijado por los COEs nacionales y provinciales; será voluntaria tanto para estudiantes como centros docentes; jornadas más cortas desarrolladas durante determinados días en los diferentes niveles; la asistencia a clases se hará progresivamente cuando las entidades estén preparadas.
Decisión alentadora en todo caso pues, según la UNESCO la mayoría de niños, adolescentes y jóvenes desea retornar a las aulas donde, además de adquirir conocimientos pueden socializar, cual complemento básico del proceso formativo.
Por de pronto estas vacaciones interescolares son atípicas, porque no funcionan las llamadas “colonias” ni las “academias”, donde los muchachos ocupaban creativamente parte de su tiempo, se distraían y muchos reforzaban materias en las cuales habían fallado previamente. Un espacio que llena la televisión; juegos electrónicos; paseos esporádicos; alguna visita o quedaban encargados, pues no siempre los progenitores pueden dedicarles día completo debido a las responsabilidades laborales. Peor aún si perdieron empleo, viéndose obligados a buscar el sustento de cualquier manera.
No siendo obligatorio lo presencial, surgen opiniones divididas entre quienes deben aceptarla o rechazarla, conforme al concepto sobre la pandemia. Respetable ciertamente. Soy claro sin embargo que no podemos amilanarnos frente a ella, hasta el punto del terror que amenaza paralizarnos. Por más que sea considerada como la tercera guerra mundial, no armamentista sino bacteriológica, hay que levantarse al estilo de los pueblos que protagonizaron las dos anteriores, convirtiendo las dificultades en oportunidades. (O)