OPINIÓN|
Entiendo que debe estar muy cansado, agotado señor Presidente. ¡Cómo no! Es admirable su capacidad de “aguante” después de más de una década en el poder, aunque, talvez ni siquiera puede dormir con tantos corruptos cercanos a Carondelet, con tanta gente que lucha entre la vida y la muerte, con tantas curvas que suben y bajan y números que no cuadran, con tantos impagos protestando, con la posibilidad de que ni siquiera reciba la jubilación del Seguro, sus pensiones vitalicias y hasta pierda su carnet del CONADIS, difícil debe ser conciliar el sueño; más todavía, si a la hora de dormir le resuena la cascada de San Rafael cuya desaparición, Usted sabe, es otra “obra de la revolución ciudadana” y, por si fuera poco, las empresas mineras y el narco circulan como Pedro por su casa en el país. ¡Uy! Si logra dormirse, despertarse debe ser una verdadera pesadilla, una real y concreta ¡tortura china!, con muchos barcos y nuevas deudas. ¿Será que sus célebres frases cuánticas podrán animarle? Ya le falta pocos meses, ¡suerte! la suya, aunque quién sabe cómo vuelva Morfeo a visitarlo. (O)