¡Presidente sin credibilidad!

Análisis político Marco Salamea Córdova

OPINIÓN|

Según una reciente encuesta realizada por la firma CEDATOS-Gallup la credibilidad del presidente Lenin Moreno cayó al 8 %, mientras que la aprobación de su gestión es de un 9%; datos corroborados por cifras parecidas de otras encuestadoras nacionales.

Se tratan de cifras que no sólo dan cuenta de la desconfianza, que para la gran mayoría de la población nacional, genera el actual primer mandatario, sino de su casi nulo nivel de aceptación por parte de esa misma mayoría; situación esta última que, expresada en conceptos de la sociología política, permite hablar de que tenemos un presidente que casi no tiene legitimidad; lo cual, a su vez, es muy preocupante puesto que la representatividad democrática más que un tema de legalidad (nadie discute que Moreno sea legalmente presidente) es sobre todo un tema de legitimidad.

Las razones para que el Presidente Moreno (que en 2017 tenía un credibilidad del 67 % y una aprobación del 77 %) haya bajado tan estrepitosamente en esas dos variables que evalúan su gestión son varias.

En primer lugar, sin soslayar los problemas económicos heredados y agravados por la pandemia, la gestión económica desde el inicio de este Gobierno ha sido en general errática y llena de vericuetos, que tornarían imposible tener una estrategia definida y adecuada para enfrentar de mejor forma la crisis fiscal y la recesión económica.

En segundo lugar, se ha dado un incumplimiento de las grandes ofertas que realizó Moreno en su campaña de 2017, entre las que se destacan la creación de 250 mil empleos por año, la construcción de 325 mil viviendas y la creación de 40 nuevas Universidades. Más vale, el abandono progresivo de su programa inicial de Gobierno ha ahondado los problemas sociales que afecta a la mayoría de la población

En tercer lugar, el reciente mal manejo de la crisis sanitaria frente al coronavirus y el destape de los casos de corrupción en el sistema sanitario público, que incluiría la entrega del manejo de este sistema a políticos cuestionados y mafias, sin duda que han pasado factura a la imagen del régimen.

En todo caso, la cercanía del proceso electoral y la propia crisis sanitaria alejarían la posibilidad de que las inconformidades con un Presidente impopular confabulen contra su estabilidad. (O)