La Casa Blanca defendió este lunes el nuevo paquete de ayudas para los afectados por la pandemia de COVID-19 mediante órdenes ejecutivas, al tiempo que aumentan los temores de que con la apertura escolar se disparen los contagios entre los más jóvenes, que en las últimas semanas han subido un 40 por ciento.
La portavoz de la Casa Blanca, Kayleigh McEnany, aseguró en rueda de prensa que el presidente estadounidense, Donald Trump, está «harto de juegos políticos» y por eso decidió actuar este fin de semana con el anuncio de varias órdenes ejecutivas que extienden las ayudas al desempleo, las moratorias a los desahucios e incentivos fiscales.
McEnany aseguró que las medidas anunciadas este sábado están «totalmente dentro de la capacidad ejecutiva del presidente» y demuestran la incapacidad de los demócratas en el Congreso para llegar a acuerdos sobre un segundo paquete de ayudas para aquellos que han perdido sus empleos a causa del nuevo coronavirus.
Más de 5 millones de personas en Estados Unidos han contraído la COVID-19 y más de 163.000 han muerto por la enfermedad causada, según los últimos datos que recopila la Universidad Johns Hopkins.
Estos números convierten a Estados Unidos en el país más afectado por la pandemia, con unos 30 millones de personas dependientes de prestaciones por desempleo y un número similar en riesgo de perder su hogar.
Estados como Texas, Florida y California siguen experimentando un aumento de los contagios, mientras que 33 de los 50 estados han visto un descenso de los casos, justo cuando en muchos lugares se han vuelto a instaurar medidas de distanciamiento social y el uso de las máscaras en lugares públicos se ha extendido.
Trump anunció este fin de semana que dará 400 dólares semanales a aquellos que hasta finales de julio recibían ayudas de 600 dólares semanales adicionales a su subsidio de desempleo, gracias al primer paquete de estímulo acordado por el Congreso.
El gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, ha negado que Trump pueda por vía ejecutiva imponer unos planes de ayuda que obligarían a los estados a financiar una parte con partidas ya otorgadas por el Gobierno federal para hacer frente a la pandemia.
McEnany aseguró hoy que el mandatario puede recurrir a medidas durante desastres para ampliar las ayudas al desempleo, siempre y cuando los estados las soliciten y teniendo en cuenta que el 25 % de esas millonarias ayudas las deberá poner el estado, la mayoría de los cuales tienen problemas para hacer frente a la caída de ingresos fiscales.
NUEVO ENFRENTAMIENTO
Con esto Trump ha creado un nuevo enfrentamiento entre los estados y el Gobierno central en un momento extremadamente complicado, en el que los gobernadores quieren mantener los brotes de COVID-19 al mínimo para poder iniciar la reapertura escolar con las mejores garantías.
El Legislativo sigue dividido sobre un nuevo plan de ayudas, aunque hoy el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, se mostró confiado en que se alcanzará «un acuerdo justo» y justificó que Trump haya actuado por su cuenta, ya que el viernes las conversaciones con el Congreso «no iban a ninguna parte».
Trump defendió este lunes en Twitter que tras su decisión, el líder de los demócratas en el Senado, Charles Schumer, y la líder de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, «quieran ahora llegar a un acuerdo» , al tiempo que criticó que solo quieran dinero para estados y ciudades gobernadas por demócratas.
VUELTA AL COLEGIO
Mientras tanto, la mayoría de estados del país se preparan para reiniciar el año escolar, muchos de ellos en un modelo que incluye partes presenciales y que sigue preocupando a padres y profesores.
Ambos colectivos temen que el regreso a las aulas, aunque se haga escalonado y con mascarillas provocará un aumento de los contagios, como ha ocurrido en algunas de las primeras escuelas que han abierto en agosto.
Un informe de la Academia Estadounidense de Pediatría publicado hoy muestra que en las dos últimas semanas de julio los casos de COVID-19 entre niños (mayoritariamente menores de edad, pero que incluye en algunos estados a personas entre 18 y 24 años) se dispararon un 40 %, con 97.000 nuevas infecciones.
Pese a que las personas de menor edad tienen un menor índice de mortalidad y de hospitalizaciones, los expertos temen que estos números sigan al alza en agosto y aceleren los contagios en septiembre al poner en aulas, muchas veces con mala ventilación, a profesores y alumnos durante largos periodos. EFE