Estos días serán decisivos para los centros educativos particulares de Cuenca, que por la emergencia sanitaria tienen una serie de problemas que no han podido resolver. Hace unos días, los administradores de las unidades educativas Los Andes y Las Cumbres decidieron cesar sus funciones, y habría otro centro de educativo que va por el mismo camino.
Las clases por internet y la situación económica de las familias están relacionadas a lo que se ha denominado la crisis de la educación particular. Gran parte de las unidades educativas lograron mantenerse hasta finalizar el año lectivo, pero muchas dudan de volver a funcionar en septiembre.
Aquello se debe a que los padres de familia no cuentan con los recursos necesarios para continuar pagando una pensión en el año lectivo 2020-2021, que según el Ministerio de Educación empezará de manera virtual.
Según las proyecciones de la Federación de Establecimientos Católicos del Azuay, entre un 10% y 20% de sus estudiantes migrarán hacia las instituciones educativas públicas, y prevén que, sin una cohesión entre el Estado, las familias y las unidades particulares, continuará el cierre de los establecimientos.
“No quiero yo alarmar a nadie, pero estamos en una situación pavorosa. Han cerrado dos instituciones de gran valía en la ciudad. La educación particular está por enfrentarse ante una situación que no es operativa y va a causar un vacío en cuanto calidad”, dijo Ricardo Orellana, presidente de la Federación de Establecimientos Católicos del Azuay.
En una entrevista anterior con diario El Mercurio, Juan Pulla, presidente de los Comités de padres de familia de las unidades educativas particulares, ya había mencionado sobre la situación económica de las familias, las cuales no tenían los suficientes recursos para continuar con la cancelación de matrículas y pensiones para el nuevo año lectivo.
Cambios
En algunos casos, los estudiantes han sido trasladados a otras instituciones de menor costo, y en otros, que son la mayoría, han optado por inscribirles en el sistema público, que hasta hoy receptará inscripciones.
Según la ministra de Educación, Monserrath Creamer, hasta la primera semana de agosto, un poco más de 50 000 niños y adolescentes del país fueron ya trasladados de los establecimientos privados a las unidades educativas fiscales.
Esa misma semana, en una entrevista con los medios de comunicación de Azuay, Cañar y Morona Santiago, Creamer dijo que esperaban hasta 80 000 estudiantes nuevos para el año lectivo 2020-2021.
Ricardo Orellana aseguró que, si sus proyecciones eran ciertas, solo en Cuenca el Ministerio de Educación debería contar con cuatro nuevos centros educativos para albergar el traslado de todos los estudiantes. Orellana se preguntó si el Gobierno estaba listo para ello.
Modalidades de estudio
La ministra ya respondió aquello la semana anterior. Creamer dijo que el ministerio estaba preparado para recibir a los estudiantes. Para esto se emitieron acuerdos ministeriales, con los cuales se abría la posibilidad para que las instituciones fiscales y particulares ofrezcan nuevas modalidades de estudio: abierta, presencial y educación en casa.
Sin embargo, aquello ha generado más dudas entre las familias y centros educativos.
La educación presencial todavía no ha sido aprobada por el Comité de Operaciones de Emergencia. En un principio, el propio presidente Lenín Moreno dijo que el 15 de julio las escuelas rurales de la Costa serían las primeras en reabrirse, pero hasta la fecha no ha habido un consenso para ello.
En cuanto a la educación abierta, que si bien ya ha sido utilizada por las universidades para ofertar carreras a distancia, por lo menos en Cuenca las instituciones de educación básica particulares no la han implementado, mucho peor las unidades fiscales, que ni siquiera contaban con una plataforma virtual sólida cuando se declaró la emergencia sanitaria.
Según Ricardo Orellana, de las 22 instituciones particulares de Cuenca que pertenecen a la federación, ninguna tiene pensado ofertar la educación abierta porque para ello se requiere infraestructura digital que tiene su costo, y por el momento, no pueden asumirlo.
Lo mismo sucede con la modalidad educación en casa, la cual permite que los padres se encarguen de los estudios de sus hijos. No obstante, para eso se necesita una institución que los avale. Y en Cuenca todavía no existen ese tipo de centros.
Centros preescolares
Mientras los centros de educación básica particulares analizan cómo lograr su sostenibilidad, las guarderías y los centros de preescolar han tenido que cerrar. No hay un número exacto de cuántas han dejado de funcionar, pero se cree que por lo menos una docena no pudieron continuar con su trabajo.
Entre ellas está Casita de Caramelo, una institución educativa que recién cumplió 13 años de su fundación. Luis Barros, propietario, decidió suspender las actividades porque las matrículas fueron nulas para el año lectivo 2020-2021.
“Incluso cuando empezó la pandemia se cerraron centros. Nosotros buscamos las formas de mantenernos pero a la larga no fue sostenible porque no hubo el pago de pensiones completo. Todo eso generó desde la administración algo insostenible”, dijo Barros.
La misma situación se replica en otros centros que desde hace dos meses se reunieron para solicitar al COE cantonal y nacional, y al Ministerio de Educación que se permita la reapertura de los espacios físicos, sin embargo, hasta la fecha la respuesta no ha sido favorable. (I)