OPINIÓN|
Esta pandemia que hemos atravesado ha permitido que podamos obtener diferentes apreciaciones de lo que significa sociedad y por ende, del ser humano. Basta con escarbar un poquito en las historias recientes para darnos cuenta de que en muchos casos las condiciones que asumíamos estaban presentes o simplemente no existían en determinada persona o ente, distan mucho de la realidad manifiesta que hoy por hoy enfrentamos.
Y dentro de estos espectros, podemos encontrar lo que hacen nuestras famosas autoridades nacionales y sus “acertadas” decisiones adoptadas en esos momentos; y más aún llama la atención el saber que para gestionar la nueva jornada democrática a efectuarse en los meses próximos, se pretende destinar un presupuesto de nada más y nada menos y que bordea la suma de ¡43 millones de dólares!, cifra completamente inaudita cuando concebimos que en el presente día tenemos a servidores públicos sin percibir sus remuneraciones mensuales o se mantienen deudas pendientes por honrar a medios de comunicación pertenecientes a la última campaña del 2018.
Suena incoherente el saber que en plena crisis nacional, posible inicio de recesión mundial, con todo el dolor humano que la enfermedad ha dejado, se hablen de cosas tan ajenas a la realidad que todos vivimos, se pretendan desarrollar elecciones con asignaciones millonarias, se traten temas de indemnizaciones a tabacaleras en la Asamblea Nacional mientras que por otro lado se pierdan centenas de miles de empleos, empresas de muchos años comiencen a cerrar sus puertas, colapse el sistema de salud, y se continúe impulsando temas que no pueden ser prioritarios en esta emergencia salubre. (O)
