Juan Carlos Astudillo S. y Priscila Estrella S.
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La experiencia positiva de miles de personas que han practicado Yoga en las últimas décadas ha hecho que la ciencia occidental investigue sobre los beneficios de esta herramienta milenaria. Los hallazgos son contundentes.
El Kundalini Yoga es una herramienta milenaria esquematizada y enseñada en occidente, a partir de la década de los 60, por el Siri Singh Sahib Harbhajan Singh Khalsa Yogui Bhajan (Maestro de Kundalini y Hatha Yoga, Mahan Tántrico y representante del Sikhismo en occidente, PhD en Comunicación). En estas casi siete décadas se ha expandido por todo el mundo hasta convertirse en una de las formas de Yoga con más seguidores, escuelas y estudios científicos sobre sus enseñanzas. De hecho en nuestro país y ciudad hay varias salas de Yoga que lo enseñan. A Cuenca estas herramientas milenarias llegaron hace cerca de 10 años de la mano de dos maestras Jap Hari Kaur (Clara Valdivieso) y Gyan Kaur (Paulina Santos). La primera de ellas, tras años de enseñarlo, trajo dos formaciones de la mano del Maestro Gurudev Singh Khalsa, uno de los más importantes y reconocidos a nivel mundial.
El Kundalini Yoga (en adelante, KY) es, a breves rasgos, una tecnología que trabaja a partir del sistema glandular que, lo sabemos todos, determina los estadios emocionales que experimentamos y para hacerlo se sirve de tres pilares fundamentales: el cuerpo, la mente y el sonido. “El yoga es la unión de la conciencia individual con la conciencia infinita. Esto es todo lo que significa (…) la técnica a través de la cual el hombre puede expandir sus facultades mentales para lograr el equilibrio que le permita controlar su estructura física y experimentar su ser infinito (…) Lo experimentas cuando la energía del sistema glandular se combina con el sistema nervioso para crear una sensibilidad tal que la totalidad del cerebro reciba las señalas y las integre. Es entonces cuando una persona entiende el efecto del efecto en una secuencia de causas. En otras palabras, el hombre se hace totalmente consciente. Lo llamamos el yoga de la conciencia…” (Bhajan, 2007, p3).
Es necesario aclarar que esta suerte de división tripartita opera desde lo didáctico, ya que en la realidad no podemos dividir el todo que resulta el ser humano, pero para explicarlo disponemos de esta estructura. Además hay que precisar que la intención de este breve ensayo es la de sentar las bases que nos permitan entender la propuesta de este tipo específico de Yoga (aunque podríamos generalizarlas para casi todos) y, por último, revisar lo que la ciencia occidental ha encontrado a través de su método en cuanto a las herramientas de esta ciencia milenaria.
Así empezamos el recorrido estableciendo que el Yoga tiene su origen en la observación de la experiencia humana, siendo una tecnología desarrollada por varias civilizaciones desde hace miles de años: “una técnica con la cual el hombre puede expandir su mente y así traer el equilibrio para controlar su estructura física y obtener la experiencia de su Ser Infinito (…) El yoga era holístico y abarcaba cada aspecto de la vida humana, al pasar el tiempo los individuos dieron énfasis a sus necesidades y escogieron practicar separadamente los componentes del sistema total yóguico… Con el tiempo esto llevó al reconocimiento final de 22 escuelas de Yoga.” (Bhajan, 2003, p. 18)
Según Bhajan (2003), existen 22 tipos de yoga: Anabhava, Ashtanga, Bhakti, Dhyana, Guru, Gyan, Hatha, Japa, Karma, Kriya, Laya, Mantra, Nada, Sidhha, Samkhya, Raj, Sahej, Shakti, Tantra, Traatik, Yantra y Kundalini Yoga. Todos los tipos de Yoga procuran, de una u otra forma, integrar la totalidad del ser humano: sus aspectos materiales y sus aspectos espirituales. Este entendimiento muchas veces escapa de nuestra episteme, acostumbrada desde la filosofía a separar esas dos partes integrales del ser: cuerpo y espíritu. Desde Aristóteles y su Metafísica hemos acordado en considerar las dos dimensiones separadas cuando, desde la perspectiva del Yoga, esas dos dimensiones conviven, integralmente, en la experiencia del ser espiritual en esta vivencia de la materialidad, que es la vida. Así, el término MAYA, tan mal comprendido en occidente, hace referencia a la separación que vivimos los seres al ignorar que la realidad espiritual es inherente a la materialidad, y viceversa y, el reconocer aquello, es dejar de lado la ilusión de separación, o MAYA.
El Yoga, en definitiva, procura la estimulación y regulación de la energía humana que se traduce como la consciencia misma: unión de esas dos realidades para constituir el Todo que es el ser humano: cuerpo y espíritu, espíritu y cuerpo.
Cada uno de los diferentes yogas procura esa unión (recordemos que, etimológicamente, Yoga viene del sanscrito JUGIT que significa UNIR) a partir de una específica forma de abordarlos/trabajarlos: según el sonido (Naad yoga); según el cuerpo (Hatha yoga); según la devoción (Bhakti yoga) y así, en este contexto, el Kundalini Yoga integra varias de estas herramientas al trabajar al mismo tiempo el cuerpo, la respiración, el sonido y la devoción.
El primer tratado (si cabe el término) sobre el Yoga se lo debemos a Patanjali, quien en el siglo II antes de Cristo escribe los célebres 12 sutras, históricamente el primer documento que procura dar una estructura a las enseñanzas; texto argótico de difícil acceso en donde el gran yogui cifraría la esencia de esta práctica milenaria, patrimonio de la humanidad, como “la detención de la actividad automática de la mente” (p7), haciendo alusión al conocimiento y dominio de las características de la psique.
Volviendo al KY., es importante resaltar que, en cada práctica, se sostiene una misma secuencia básica: entonación, kriya, descanso y meditación. Vamos a comentar cada una:
Entonación: en el KY, como lo enseñó Yogui Bhajan, se empieza estableciendo la frecuencia del encuentro a través de la entonación de un mantra, el Adi Mantra. Antes de seguir, creemos necesario comentar lo que significa la palabra, el concepto Mantra: Man, significa Mente, Tra, significa vibración o proyección; el mantra, entonces, es una llave de acceso a estadios de conciencia que alguien experimentó y que cifró con los sonidos/vibración que emiten. El sonido impacta al sistema glandular a través de la repetición, lo que hace de esta ciencia del sonido, desarrollada por miles de años, una manera de acceder a los profundos silencios de la mente y a todos sus misterios: el reconocernos dentro.
Continuando con la estructura que veníamos comentando, luego de la entonación se trabaja una kriya, que es una serie de ejercicios físicos que persiguen una meta específica, como por ejemplo: la oxigenación del torrente sanguíneo (con todo lo que eso significa: vitalidad, claridad mental, eliminación de toxinas, etc.); el fortalecimiento del triángulo inferior (músculos abdominales y espalda baja); mejoramiento del sistema de eliminación, etc., etc,. etc. (existen miles de kriyas, con sus propósitos).
Entonces, una vez concluida la kriya se atiende un descanso (indispensable, para asentar la experiencia y la energía trabajadas) y, para terminar, se realiza la meditación a través de, básicamente, formas específicas de respiración (Pranayamas) o el uso del sonido/mantras (Naad yoga) o, en múltiples ocasiones, la combinación de ambas.
Después de casi 7 décadas de expandirse en el mundo el KY ha sido estudiado desde la ciencia/episteme occidental en una gran cantidad de investigaciones arrojando asombrosos resultados en cuanto a los comentarios que los yoguis realizaron, cientos y miles de años atrás, sobre los beneficios de esta práctica. La ciencia occidental ha ido realizando, si cabe la imagen, un check list de lo dicho por los yoguis y su experiencia. Así, Brown y Gerbagr (2005) resaltan que: “cientos de estudios científicos han demostrado que la intervención sobre la mente y el cuerpo, a través de prácticas de yoga, son efectivas al tratar desordenes físicos y mentales ocasionados por el estrés…” y añaden: “la respiración yóguica es un método único para balancear el sistema nervioso y tratar desordenes sicológicos ocasionados por el estrés” (p. 189).
En un estudio de Zaccaro, et al (2018), los autores filtran 15 artículos -de entre 2303 publicaciones en SCOPUS y MEDLINE, sobre el uso de yoga y respiración que evidencian impactos directos sobre la salud física y emocional, y concluyen que: “Encontramos evidencia de una mayor flexibilidad psicofisiológica que vincula la actividad parasimpática, las actividades del Sistema Nervioso Central relacionadas con el control emocional y el bienestar psicológico en sujetos sanos durante las técnicas de respiración lenta…” (p12).
Es mucha la evidencia científica[i] que este y otros estudios han confirmado sobre el uso de técnicas respiratorias/yoga para el bienestar físico y mental de las personas y, centrándonos en el KY, el estudio de Brown y Gerbarg (2005) resalta alivia “la ansiedad, la depresión, el estrés diario, el estrés postraumático y enfermedades clínicas relacionadas con el estrés. Los mecanismos que contribuyen a un estado de alerta tranquila incluyen un aumento del impulso parasimpático, la calma de sistemas de respuesta al estrés, la liberación neuroendócrina de hormonas y el generador talámico. Este modelo tiene valor heurístico, implicaciones para investigación y aplicaciones clínicas…” (p1)
Para finalizar, queremos compartir los resultados que, en una investigación realizada en la UNAE y dirigida por uno de los autores de este texto, en trabajo conjunto con la Psicóloga y docente de la UCA, Ivonne Carpio (en donde realizamos un estudio mixto, con un diseño cuasiexperimental de grupo control con medidas pre y post-tratamiento, un grupo de intervención para reducción del estrés con técnicas de pranayama y otro de control, más un análisis del discurso de diarios realizados por los estudiantes), encontramos que “mediante la intervención para reducción del estrés con técnicas de pranayama/yoga se pudo evidenciar que los niveles de estrés en el factor de obligaciones académicas, que se relacionan con la falta de tiempo para desarrollar las actividades o la sobrecarga académica, presentó una disminución; al igual que las dificultades interpersonales, que se relacionan con los problemas entre compañeros, profesores; y la comunicación de ideas propias, con la participación de actividades en clase y exposiciones, lo que concuerda con otras investigaciones (Cea Ugarte, González-Pinto Arrillaga, & Cabo González, 2015; Chiesa & Serretti, 2009; Falsafi, 2016)” (Astudillo y Carpio, en imprenta)”; es decir, el uso de herramientas del Kundalini Yoga, con frecuencia de un encuentro semanal y durante un ciclo académico (aproximadamente 6 meses), permitieron reducir significativamente el alto nivel de estrés con el que los alumnos de la universidad empezaban el período.
Afirmamos entonces, desde la experiencia, el estudio y la investigación, que el Kundalini Yoga es una herramienta que trabaja la integralidad del ser humano, tomando en cuenta sus dimensiones física, mental y emocional, para procurar un entendimiento profundo de las diferentes aristas de la experiencia humana y sus infinitas capacidades. Así mismo, nos resulta interesante el evidenciar que la ciencia occidental ha ido confirmando los postulados emitidos por yoguis y sabios de hace cientos y miles de años afirmando que el Yoga, en general, y el KY en particular, son formas específicas, efectivas y plausibles que permiten mejorar la calidad de vida de las personas, toda vez que nos permiten un entendimiento profundo de nuestros procesos físicos, mentales y emocionales, lo cual resulta en experiencias profundas de autoconocimiento, de espacios elevados de conciencia y, en última instancia, de capacidades de auto-sanación.
[i] Varias de estas técnicas han sido estudiadas (Ferreira-Vorkapic, et al (2015); MacLean, et al (1997); Gerritsen y Band (2018); Goyal et al (2014); Raffone y Srinivasan (2009), entre otros.