Uniformes y útiles se guardan en perchas

«Hay compañeros que están quebrados, enfermos y otros que han migrado al exterior para poder sobrevivir”. Así describe Piedad Soto, presidenta de la Federación de Artesanos del Azuay, la situación del gremio dedicado a la venta de uniformes.

El anuncio de que la reanudación de las clases no será presencial afecta a los negocios dedicados a la venta de estos artículos, así como de calzado y a las papelerías, que esperan todo el año el inicio del período lectivo con el fin de generar ingresos.

Los artesanos, indica Soto, no reclaman por el inicio de clases de manera virtual, “comprendemos la situación” sostiene la dirigente, reclaman por la falta de planificación que hizo que muchos artesanos se endeuden en la compra de material y confección de uniformes que hoy se guardan.

A esto se suma la falta de pago de los uniformes entregados para el inicio de clases del régimen Costa al Ministerio de Educación para su distribución, ya que si bien esta no se dio por motivo de la pandemia, los contratos fueron firmados antes y la mercadería entregada.

No son los únicos afectados por la pandemia en esta temporada, los comerciantes de calzado escolar y papelerías también sufren por la falta de planificación.

Andrés Cabrera es dueño de una papelería ubicada cerca de una unidad educativa de la ciudad. Afirma que si bien aún mantiene su local, las ventas no son las mismas por lo que cerrar de manera definitiva es una opción latente.

En el sector del calzado, Klever Freire, quien tiene una tienda de zapatos en el Centro Histórico, se vio avocado a cerrar sus sucursales y mantiene su afectada economía con la venta de alimentos preparados.

Pedidos

La mañana de ayer la Federación de Artesanos mantuvo una reunión con la dirigencia nacional para exigir apoyo a sus talleres, con el objetivo de reactivar su economía. Soto indica que necesitan que se les cancele lo que el Estado les adeuda por la entrega de los uniformes del ciclo Costa, para cubrir deudas con proveedores y empleados.

Pide además que el financiamiento ofrecido por el Estado a través de la banca pública llegue a sus bolsillos para poder sortear los efectos económicos de la emergencia sanitaria.

La situación es crítica”, afirma Soto, quien explica que de todos los agremiados a la Federación “ninguno, pero ninguno” ha recibido un préstamo de la banca pública, puesto que no han logrado cumplir con las garantías exigidas.

La Gobernación del Azuay y la Coordinación Zonal 6 del Ministerio de Educación informaron que se han cumplido las gestiones y trámites requeridos para el desembolso de recursos, pero la situación económica del país no permite los pagos, que son necesarios para sacar a flote al sector artesanal. (JMM)-(I)

REM

REDACCION EL MERCURIO

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