OPINIÓN|
Luego de muchos años de lucha de organizaciones sociales y ciudadanas, la decisión tomada por el Cabildo cuencano recoge -acorde a Constitución- la exigencia ciudadana de ser consultada sobre temas vitales: el cuidado y protección de las fuentes hídricas, en consecuencia, sobre la salud y la vida de la población y de su medio ambiente. Somos gente de agua, de ríos, de lluvia, de acequias, de cascadas y lagunas, somos parte de todas las aguas que llegan a la Madre Mar. Nuestros hábitos, costumbres y tradiciones giran y fluyen en torno al agua, su presencia nos da una privilegiada calidad de vida, tranquiliza y alegra nuestro espíritu y llena de energía nuestro cuerpo. ¿Cómo podríamos pretender celebrar el Bicentenario de la Independencia de Cuenca si ni siquiera podemos ser consultados? En tiempos de altísima desconfianza en la institucionalidad, la Corte Constitucional debe reivindicar la esencia misma de la Democracia como es la participación ciudadana, y las autoridades locales defender este derecho. “¡Por la agüita, nadie se cansa!” resaltan los ciudadanos que saben que “no hay nada en el mundo más sumiso y débil que el agua. Sin embargo, para atacar lo que es duro y fuerte nada puede superarla” (Lao Tse). (O)