Comienza a “moverse” el Centro Histórico de Cuenca

Actividad comercial en diferentes giros con gran expectativa por reactivación económica


Poco a poco el movimiento en el Centro Histórico de Cuenca se va normalizando: locales comerciales abiertos y personas caminando sin ir al apuro ni mostrando temor frente a otros, con una aparente normalidad, incluso parando en cada vitrina.  Todos con mascarilla.

No es la primera vez que los negocios en esta área de la urbe intentan reponerse, hoy es por la pandemia del Covid-19, en octubre de 2019 fue por el paro de actividades que los obligó a cerrar sus puertas durante varias semanas; y, tal vez el hecho que más los ha impactado, la construcción del tranvía.

Esto lo sabe Leonardo Seminario, dueño de una boutique en pleno pulmón comercial del Centro Histórico, la Gran Colombia y General Torres, en donde mantiene un negocio de ropa importada (Estados Unidos) desde hace 18 años.

Leonardo Seminario, en su almacén de ropa, muestra prendas que aún no salen. ACR

Hoy todo lo que pueda vender es para recuperar su capital invertido, ni de lejos piensa en utilidad porque estos últimos cinco meses ha estado cerrado “la utilidad tal vez venga el otro año”, dice.

Mientras tanto, como estrategia puso descuentos hasta del 50% en las prendas, consciente que frente a la inversión que hizo para importar esta ropa, hoy está perdiendo, pero no tiene otra opción.

Por ventaja, el local en donde funciona su almacén es propio, lo que le da un respiro para sostenerse.  Por ahora, al día ingresan a su comercio de diez a quince personas, solo dos compran, y confiesa “hay días que no se vende nada”.

Por ahora existen personas que ingresan a los locales de venta de zapatos, pero solo a preguntar precios

El tradicional local de zapatos El Diamante, con 60 años en el mercado local, también enfrenta un delicado panorama, hoy anclado en las promociones de su calzado con un 20 y 30% de descuento.

Lo irónico de la situación es que, este tipo de descuentos no los daban ni siquiera en Navidad, comenta Bolívar Zumba, hermano de la dueña del negocio.

No es la primera vez que este comercio da un giro a su política, lo hizo años atrás cuando la producción del calzado ecuatoriano les resultaba muy costosa y comenzaron a importar zapatos de España, Italia y Brasil para venderlos en su local.

Mientras don Bolívar leía el periódico y luego concedía esta entrevista, la tarde de este miércoles, nadie ingresaba a su local.  Confirma que al día tal vez ingresan unas cinco personas, pese a que el calzado es de probada calidad.

Igual de solitario en su puesto de trabajo está Julio César Pulla, de 83 años, de oficio limpiador de zapatos, con su banco en la vereda de la Benigno Malo.

Pero él lo dice enojado y con voz fuerte “soy pobre, no tengo casa…pago arriendo y ya debo dos meses y esto (su trabajo) ya no me da.  ¿Esperar de esto para una merienda? nadie me pregunta si comí.  Aquí paso parado, viendo la cara”.

Con esta sensación de incertidumbre, aunque más optimista, se lo ve a Juan Fernando López, dueño de Distrito Taller de Tapas, un icónico restaurante en la calle Santa Ana junto a La Catedral, abierto a finales de enero de 2020, sin imaginar que se venía el Covid-19…esos primeros días tuvo tremenda acogida, un lleno total.

Juan Fernando López, del restaurante Distrito Taller de Tapas, narra sus inversiones. ACR

Ocho meses después, este moderno espacio, con un concepto diferente, internacional y de comida nacional, con tapeo (pequeñas cantidades de comida para acompañar una bebida), luce desolado en su terraza y su dueño aún soporta el pago salarial a nueve empleados, el mantenimiento del local, comida y más egresos.

“Se invierte en un restaurante todos los días, ha sido fuerte, realmente es duro afrontar esta situación, como usted ve tenemos un auge del 20% este momento” lamenta pero también es optimista porque a las 19:00 el local comienza a recibir clientes que salen de las oficinas, familias y grupos de amigos.

Marco Ruilova, de 46 años, tiene gran ilusión de que la reactivación se de totalmente, pues su local de venta de café zarumeño abierto hace cuatro años en un zaguán al frente de ETAPA EP, está lleno de producto en grano y molido.  Él no ha subido los precios, sigue una taza de café a 80 centavos y a cuatro dólares la libra del molido.  (I)

Marco Ruilova, en su negocio de café zarumeño. ACR

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REM

REDACCION EL MERCURIO

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