OPINIÓN|
En los últimos procesos electorales, la preocupación de los ecuatorianos se centró más en el quién (candidato y/o partido al que pertenecía), y no en el qué (programa de gobierno). Muestra de ello es que la discusión gira en la formación del postulante, antecedentes, padrinos, sin embargo, poca importancia le prestamos a las propuestas concretas de: ¿cómo gestionar la cosa pública?
Como lo recordé en una columna pasada, los temas que más interesan a la fecha a los ecuatorianos son: empleo y reactivación económica; salud y gestión de la pandemia; y, lucha contra la corrupción. Sin embargo, creo que es necesario que, en la agenda de los candidatos presidenciales, se incorpore una adicional: la protección del medio ambiente y la conciliación con un desarrollo sostenible.
A más que el Ecuador es un país megadiverso, en el cual se reconoce a la Naturaleza como sujeto de derechos, creo que es fundamental debatir acerca de cuál es la propuesta que tienen los candidatos en esta materia, debido a distintas perspectivas: un acelerado cambio de la explotación de hidrocarburos a la minería, la amenaza de la pesca ilegal en las Galápagos, la contaminación de los recursos hídricos debido a la falta de infraestructura municipal para la depuración de aguas residuales, la fusión del Ministerio del Ambiente y de la Secretaría del Agua, con la consecuente afectación a su institucionalidad y sostenibilidad, los problemas asociados a la gestión de los residuos sólidos, entre ellos los plásticos de un solo uso, así como otras amenazas.
Es necesario que en los planes de gobierno la protección del ambiente figure como un eje transversal, y no simplemente como un punto de relleno o una acción políticamente correcta. De esta forma, los ciudadanos tendremos la oportunidad de elegir en base a propuestas, y no simplemente por figuras.
Situación similar debe suceder en el caso de la agenda legislativa que planteen sus candidatos, quienes deben realizar sus propuestas dentro del ámbito de sus competencias (legislativa y fiscalizadora).
Solo así sabremos a ciencia cierta, que quién se siente los próximos años en Carondelet, tendrá una posición cercana o alejada en materia de medio ambiente sano, o cuáles serán las fórmulas que diseñe para alcanzar una conciliación entre producción, desarrollo y derechos de la naturaleza. (O)