El expresidente ecuatoriano Rafael Correa acudirá al Sistema Interamericano de justicia para apelar la condena por el caso «Sobornos 2012-2016» que, según denuncia en entrevista a Efe, es «incongruente» y fue decidida por un tribunal de «jueces puestos a dedo».
Cinco días después de que un Tribunal de Casación refrendara la sentencia de ocho años de prisión, y otros tanto de inhabilitación política, el exmandatario considera que su país ha sucumbido a la «judicialización de la política» y a procesos que «violan la jurisprudencia latinoamericana».
A sus 57 años, con las puertas de la política cerradas de cara a los comicios de 2021 y un sinfín de casos aún abiertos, Correa acusa a su sucesor, Lenín Moreno, de ser un «títere» en manos de unos «lobos» que quieren volver a «saquear» Ecuador. Tampoco se olvida de apuntar a los medios de comunicación.
-Pregunta (P): Sr. Correa, se le han agotado las instancias nacionales. ¿Piensa acudir al Sistema Interamericano?
-Respuesta (R): Qué remedio si están cerradas todas las puertas a nivel nacional. Dictaron una sentencia expresa con el claro objeto de impedirme participar en las elecciones e inscribir mi candidatura el 18 de septiembre.
Si hubiéramos tenido jueces honestos no se habrían prestado a apurar la casación. Una casación dura al menos un año. ¡Ha sido la casación más corta de la historia reciente de Ecuador!
-P: En el pasado expresó usted serias reservas contra ese Sistema. ¿Qué espera ahora de la Corte IDH, cree en ella?
-R: En la Corte sí. Pero hablamos de la Corte, no de otra cosa. Hay periodistas que hablan de ‘hipocresía’ porque yo soy un crítico del Sistema Interamericano, y sigo siéndolo.
El Sistema Interamericano es bicéfalo, lo cual presenta muchos problemas: tiene a la Comisión Interamericana como sala de admisiones de los procesos que van a la Corte, donde ahí ya sí son jueces cuyas sentencias tienen poder mandatorio sobre los Estados.
Para mí, es una distorsión y tenemos que ir a un sistema unicéfalo como el europeo. Entonces yo quedo con mis críticas. La Corte sí es otra cosa pero, necesariamente, el proceso empieza con la Comisión Interamericana. Además, no tenemos más recursos.
-P: ¿Aspira a reabrir todo el caso?
R-¡Todo! Sé que no tengo nada que ver con sobornos. Ahí podremos revisar las cosas de fondo y demostrar que nunca ha habido sobornos, que el presidente nunca ha tenido nada que ver, que los 6.000 dólares (que presentaron como prueba) fueron un préstamo depositado en un banco del Estado que venía de un fondo reconocido de la Presidencia.
Tenemos un peritaje internacional que demuestra que los archivos en que se basa toda la acusación, los llamados archivos «Arroz verde», fueron manipulados hasta el 2018 y sembrados en la computadora de Laura Terán (acusada y testigo) donde, supuestamente, se hallaron después de un allanamiento a la computadora de la Presidencia. Y que no nos la aceptaron por extemporánea.
Entonces, yo creo que todo eso se puede revisar, además de todos los vicios del proceso en sí mismo: la incongruencia de que me acusaron por A y me condenaron por B.
P- ¿A qué se refiere?
R- Primero vamos a lo fundamental: Ahí no hay delito. Al menos no delito de «cohecho». Existe una asesora abusiva (Pamela Martínez, acusada y testigo), que sí tiene enriquecimiento ilícito e hizo una empresa a mis espaldas. Pero ni siquiera ella ha reconocido sobornos porque no existen.
Para que eso se califique como soborno, ella debía tener la capacidad de (ofrecer el) contrato y no la ha tenido. Lo que ha hecho es vender favores, tráfico de influencias.
Agarran a una persona así, deshonesta, con un delito «A» y le dicen: «Mira, vamos a acusarte por el delito B para incluir a esta persona. A ti te damos solo 6 meses, pero si no (aceptas) te mandamos 20 años presa a ti, tu esposo y tu hermano, porque todos ellos trabajaban en su empresa. Te damos sólo 6 meses pero si involucras a Correa, al (exvicepresidente) Jorge Glas».
Así han hecho con Lula (Da Silva), Evo (Morales), con todos.
-P: Pero a usted le condenaron como «autor mediato por instigación».
-R: Es una incongruencia: La teoría (original) de la Fiscalía fue «autor mediato por estructura jerarquizada de poder», (es decir), que no tenía que estar en el día a día. Como la mafia, solo que en la mafia el operador sabe que lo matan si no cumple.
(Y a raíz de un informe de un experto alemán que pedimos), como todo está intervenido y seguramente se enteraron, me condenan como autor mediato por instigación por medio de influjo psíquico.
Eso se llama incongruencia. No puede ser que lo acusen a uno de «A» y lo condenen por «B». Atentan contra el derecho a la defensa.
-P: ¿Qué es lo que sí hubo entonces?
-R: Yo no soy experto en leyes pero sería quizás «colusión», pero ni así porque ella (Martínez) no tenía esa capacidad. Es, a lo sumo, tráfico de influencias: contrátame y yo gestiono que te paguen más rápido; cuestiones así.
Otro problema es que el soborno es un delito de doble vía: hay un sobornado y un sobornador. Para que se concrete el delito, se requiere influencia sobre ambos, no uno solo. Entonces, es un mamotreto a nivel jurídico.
-P: ¿Qué esperanzas tienen en la Corte IDH? Es un proceso largo…
-R: El promedio en el Sistema Interamericano son seis años en la Comisión y dos en la Corte. Hablamos de 8 años, ese es el problema. Es una carrera contra el tiempo pero cualquier cosa puede pasar, también en el corto plazo.
Todo el mundo me dice que esto se va a derrumbar a nivel internacional, pero mientras tanto siguen persiguiendo a la gente, siguen impidiéndome participar en elecciones con la esperanza de ganar ellos las próximas elecciones y seguir con el saqueo del país.
Hacen mucho daño, pero yo tengo fe de que algo tan ridículo no puede sostenerse mucho tiempo. Ellos le apuestan al corto plazo, a seguir en el poder, borrar toda prueba y acabar de saquear el país.
-P: ¿Quiénes son «ellos»? Hasta ahora solía quejarse de su sucesor, Lenín Moreno.
-R: Moreno es un títere. El abrió las jaulas para que salgan los lobos. Pero los que están destrozando todo son esos lobos. Entonces Moreno se prestó para la traición pero, la clave aquí, el punto de quiebre para perder todo Estado de Derecho fue la consulta popular de febrero del 2018.
Nos quedamos cortos cuando dijimos (en su día) que eso era inconstitucional: Se iban a apoderar de todos los estamentos del Estado. ¡Vino Trujillo (presidente encargado del Consejo de Participación Ciudadana y Control social) y se declaró emperador!
No sólo que cumplió lo que ya decía la consulta inconstitucional, evaluar a los funcionarios designados por el Consejo, sino que lo reemplazó a dedo y después organizó concursos mañosos.
-P: ¿Pero quiénes son sus «lobos»?
-R: Toda la partidocracia.
En Europa no se entiende la realidad latinoamericana. En Latinoamérica la política es un modo de vida para algunos, se hacen partidos políticos para luego venderlos, así hay gente que se lucra. Hay gente que vive de eso, de «la política como negocio».
Esa era la práctica que conmigo se acabó y por ello me llamaban «autoritario». Vino Moreno, volvió a repartir todo el Estado, y lo llamaron el «gran diálogo nacional». ¡Pura hipocresía!
Entonces, está la partidocracia, que conmigo perdió sus privilegios, y están los medios de comunicación. En Sudamérica, y en Latinoamérica en general, la prensa abona estos odios, abona estos grupos extremistas porque nos creen sus adversarios, sus enemigos.
-P: ¿Los jueces?
-R: Lastimosamente jueces banales se acomodan a la situación política y, todo eso, atenta contra la jurisprudencia latinoamericana, que dice además que uno tiene que ser juzgado por jueces permanentes, porque un juez temporal hace méritos para que el poder de turno le dé la estabilidad. Hay un conflicto terrible de intereses. Y yo he sido juzgado por jueces puestos a dedo, temporales.
No existe Estado de Derecho, no existe Sistema Judicial independiente. La judicialización de la política, el rompimiento constitucional a cada instante, el desborde de los odios, y utilizar la justicia como venganza, con todo eso se destruye todo, no sólo la democracia también la propia civilización. EFE