OPINIÓN|
Independientemente de las críticas sobre si el Municipio de Cuenca debió dictar oportunamente medidas de prevención, una vez que terminó el estado de excepción a nivel nacional, el tema de fondo es que ahora, el evitar contagios, es responsabilidad de la ciudadanía.
Cada persona es la que más interés tiene en preservar su salud. Cuidarnos solamente por obligación legal, suena a absurdo. Uno se cuida por instinto de supervivencia. Las normas ayudan, pero es cada individuo el principal responsable. Si alguien quiere suicidarse, es dudoso que escoja contagiarse de Covid-19 como método para dar fin a su paso por este valle de lágrimas, como dirían los poetas cursis. Hay cien formas más agradables y seguras de dar ese paso. Por ejemplo, votando mal otra vez en las próximas elecciones.
Por supuesto que las restricciones son importantes para evitar contagios. Por ejemplo, prohibir concentraciones. O, impedir que la gente se reúna a beber en las calles. La circulación vehicular restringida fue buena para los primeros meses, pero no hay argumentos sólidos para sostener que sigue siendo indispensable. El que quiere salir o tiene la obligación de hacerlo, busca mil formas de eludir la restricción. Un ejemplo son los salvoconductos que se obtuvieron hasta para ir a ver a la abuelita que siempre está enfermita. El toque de queda fue una medida necesaria en los primeros meses de la pandemia. Pero, legalmente no se puede prorrogar más tiempo y los municipios no tienen atribuciones para ello. De manera que hoy es la hora de la responsabilidad ciudadana y de dejar de creer que las autoridades deben encargarse hasta de colocarnos bien la mascarilla y lavarnos las manos a cada ciudadano. (O)