El Gobierno Nacional enfrenta una serie de reclamos, por el pago de sueldos y más remuneraciones adeudadas a diversos sectores, como los maestros, médicos posgraduados, y otros, al igual que estudiantes y profesores universitarios que protestan por los recortes en el presupuesto para las universidades públicas.
A estos reclamos se suman los gobiernos seccionales, que también exigen la entrega de los recursos que por ley les corresponden y que se hallan atrasados en varios meses. A todo esto, el Ejecutivo prácticamente da oídos sordos a los pedidos, y pone énfasis en lo que califica de exitosas negociaciones para diferir los pagos de la deuda externa, y obtener aquellos recursos que tanto requiere el país, mediante créditos internacionales.
Algunos sectores, han recordado en estos días que el Ministro de Finanzas ofreció, hace algunos meses, cuando se negociaba con el Fondo Monetario Internacional y otros organismos crediticios, que los nuevos créditos iban a llegar prácticamente de inmediato, lo cual no ha sucedido hasta ahora.
Esta situación provoca, lógicamente, la protesta de empleados, trabajadores, proveedores del Estado y otros sectores que esperan la cancelación de las deudas que el Estado mantiene con ellos, pero que, de manera sorprendente, el Ministerio de Finanzas prácticamente se mantiene impermeable a los justos reclamos, cuando debió dialogar y buscar pagos diferidos, conforme a la situación económica del país, pero no dar oídos sordos a las exigencias de aquellos servidores públicos, proveedores y otros grupos a los que se les debe en la cancelación de sus haberes y planillas.
Si bien el Ministerio de Finanzas, bajo su titular y en las circunstancias difíciles que vive el país, se ha preocupado en la renegociación de la deuda externa para aliviar la carga que representa para el Estado, lo cual es loable, en cambio es digna de crítica su poca receptividad ante los justos reclamos anotados. (O)