El secretario general de la ONU, António Guterres, aseguró este martes que el mundo se enfrenta a un momento histórico por la pandemia del coronavirus y urgió a los líderes internacionales a guiarse por la ciencia y a dejar de lado el populismo y el nacionalismo.
«El populismo y el nacionalismo han fracasado. Usados como enfoques para contener el virus, muchas veces han llevado a un empeoramiento palpable», dijo Guterres en su discurso de apertura de la Asamblea General de Naciones Unidas.
El jefe de la organización subrayó que los Gobiernos deben unirse, actuar con más solidaridad y tener humildad para admitir que «un virus microscópico ha puesto de rodillas al mundo».
«En un mundo interconectado, es hora de admitir una sencilla verdad: la solidaridad es en interés propio. Si no logramos entender eso, todo el mundo saldrá perdiendo», insistió.
Guterres reiteró la idea de que esta generación se enfrenta ahora a su 1945, en referencia al año clave del siglo XX en el que terminó la II Guerra Mundial y se estableció el orden internacional que ha regido el mundo desde entonces.
«Esta pandemia es una crisis como ninguna otra que hayamos visto, pero también es el tipo de crisis que vamos a ver en distintas formas una y otra vez. La COVID-19 no es sólo una llamada de atención, es un ensayo general para el mundo de desafíos que está por venir», apuntó.
«VACUNACIONALISMO»
En ese sentido, señaló que la ONU está trabajando para que los tratamientos para la enfermedad sean un «bien público global» y para que haya una «vacuna popular» que esté a disposición de todos.
Así, criticó que «algunos países» estén cerrando acuerdos para vacunas exclusivamente para sus poblaciones.
«Este vacunacionalismo (un término que usó en inglés) no es solo injusto, sino que es contraproducente. Ninguno de nosotros estará seguro hasta que todos estemos seguros», señaló.
También insistió a los gobernantes en la necesidad de guiarse por la ciencia y de aferrarse a la realidad, al tiempo que alertó de la generalización de la desinformación en internet.
UN NUEVO CONTRATO SOCIAL
Guterres reclamó además más apoyo financiero a los países en vías de desarrollo para evitar que la pandemia suponga su ruina, un aumento de la pobreza y crisis de deuda y aseguró que la recuperación debe ser una oportunidad para establecer un nuevo «contrato social».
Éste, defendió, debe reimaginar una economía más verde -con medidas drásticas para combatir la crisis climática- y sociedades más inclusivas y con más protección social.
Además, llamó a poner especial atención en el impacto de la crisis en las mujeres y niñas, pues a menos que se actúe ahora, la igualdad de género puede retroceder varias décadas, según dijo Guterres, que denunció el aumento de la violencia machista durante la pandemia: «hay una guerra oculta contra las mujeres»”, advirtió.
Ese «nuevo contrato social» debe ir acompañado de «un nuevo acuerdo mundial» que cree un sistema de gobernanza internacional más justo y efectivo. Según insistió, ahora que la ONU cumple 75 años, la crisis muestra que hace falta más colaboración internacional y no que los países se retiren a la esfera nacional.
ALTO EL FUEGO GLOBAL
El diplomático portugués repitió además su llamamiento a un alto el fuego global, una iniciativa que lanzó el pasado marzo con motivo de la pandemia y que ha dado resultado en algunos conflictos, pero ha sido ignorada en otros.
«Hago un llamamiento a un esfuerzo internacional redoblado, liderado por el Consejo de Seguridad, para lograr un alto el fuego mundial antes de fin de año. Tenemos cien días. El tiempo apremia», insistió en un discurso en el que utilizó el inglés, el francés y el español.
Al mismo tiempo, como hace un año, volvió a advertir del riesgo de «una nueva Guerra Fría», pues el mundo está avanzando en una «dirección muy peligrosa».
Según Guterres, no debe permitirse que las dos mayores economías, Estados Unidos y China, dividan el mundo en dos, con sus respectivas esferas con sus propias normas de comercio y financieras, su propia internet y sus propias capacidades de inteligencia artificial.
«Una brecha tecnológica y económica plantea el riesgo de convertirse inevitablemente en una brecha geoestratégica y militar. Debemos evitar esto a toda costa», subrayó. EFE