El 16 de mayo de 2019, en Cuenca, el ministro de Agricultura y Ganadería, Xavier Lazo, reconoció “el sector agropecuario no tiene 12 o 13 años, tiene 30 años de abandono. Este sector debería ser el principal ingreso y una prioridad para el Estado”.
Y se comprometió “mi trabajo tiene que lograr eso también, que a nivel de gobierno, creo que con el liderazgo del presidente Moreno hay una sensibilidad ante estos temas y todo el gabinete estamos reconociendo y viendo las mejores alternativas para poder hacer de esto una prioridad…”.
La solución –ofreció- es evacuar leche, hacer el control, bajar los costos de producción para los ganaderos.
Esta declaración la obtuvo el comunicador radial Segundo Cabrera. Luego la difundió por el canal youtube Fernando Álvarez, ganadero de la parroquia Victoria del Portete.
Ha transcurrido un año dos meses de aquellos ofrecimientos y fundamentalmente «el sector ganadero está peor que antes», dice Álvarez.
Asegura que «nada se ha cumplido», el litro de leche, sobre todo el pequeño ganadero la sigue vendiendo al transportista/intermediario a menos del precio oficial, que son 42 centavos.
Álvarez, por citar un caso, quien tiene 15 vacas productoras, hoy se ha visto obligado a vender cada litro a 32 centavos.
Su ganado le genera 200 litros promedio por día “no puedo producir más porque realmente los insumos, los balanceados son demasiado caros, caso contrario, sí podría llegar a los 350 litros”.
Y no sabe cómo hacer, tiene empleados que pagar, obligaciones con los bancos y familia que mantener, gracias a Dios, dice, su esposa también trabaja y apoya financieramente al hogar.
Tal es la situación que este ganadero no descarta como una eventual salida a la problemática “salir al mercado informal con la leche”. Se refiere a venderla en camioneta y con baldes, si es que le autorizan.
Le molesta ver por redes sociales que, ante todo en Guayaquil, venden un litro de leche a 50 centavos y piensa “realmente no es leche, es suero, es mentira que el suero ha dejado de circular en el Ecuador”.
Rosa Yunda, ganadera del sector Gualay, de Victoria del Portete, considera que el peor dolor de cabeza es cuando el transportista le dice “hoy no le puedo llevar su leche”. Eso ocurre dos veces por semana.
Se torna una pesadilla para ella, y para todos los ganaderos pequeños, medianos y grandes, pues aunque sea la leche de una o muchas vacas ¿qué hacen con el producto?
En el caso de doña Rosa, de 63 años de edad, se torna el doble de complicado, tiene discapacidad física (prótesis en su tobillo) y visual (lentes especiales) y personalmente, de forma artesanal, se pone a hacer queso con 80 litros de leche.
La faena no termina ahí, debe cargar saldo en su celular y llamar de persona en persona para ofertar sus quesos y no perder totalmente.
A ella, el transportista/intermediario le paga 39 centavos por cada litro, con el argumento de que los tres centavos que no le da es por el transporte. Pero doña Rosa ni de lejos se atreve a protestar, caso contrario no tendría quien le lleve su producción.
Cámara de Agricultura hace planteamientos a las entidades gubernamentales
El presidente de la Cámara de Agricultura de la III Zona, Fred Heimbach Guerrero, confirma esta realidad del sector, agravada por la pandemia que generó:
La baja del consumo de la población casi al 50% por la situación económica, el sector turístico que era el mayor cliente de los ganaderos apenas hoy trabaja un 10% y está en 0% la venta de leche al programa gubernamental desayuno escolar.
El dirigente reconoce que “el más golpeado en esta cadena es el pequeño productor porque entrega su leche a diferentes personas que la recogen en el campo, pero le pagan a un precio mucho más bajo”.
La realidad es tan cruel, dice, que además se enfrentan a personas que estarían adulterando la leche y este producto llegaría a diferentes mercados.
La solución, a criterio de Heimbach, es elaborar un proyecto para evitar esto y hacer que Arcsa y Agrocalidad, entidades gubernamentales, pongan un centro de acopio en las zonas en donde más leche se produce. Entonces, estas entidades, junto a la industria, serían las que califiquen a todos los transportistas. Así, además, se aplicaría el precio real de 42 centavos cada litro.
“El gran problema es el intermediario, el transportista, porque la industria no tiene su propio transporte, está con diferentes transportistas”, opina el dirigente gremial.
La respuesta de la dirección distrital del Ministerio de Agricultura
Respecto a los centros de acopio, John Atiencia, director distrital del Ministerio de Agricultura, explica que, dentro del proyecto Ganadería Sostenible, instalaron diez en el Azuay.
Y recuerda “nuestro trabajo es con pequeños y medianos productores, no significa que no quisiéramos el progreso y apoyo a los grandes productores, pero deben comprender que hay un problema muy grande con el comercio de la leche y ese problema lo tiene el pequeño productor”.
Reconoce que a ellos les transportan la leche personas que especulan y les pagan un precio irrisorio, menos del oficial.
Entonces, estos centros de acopio facilitan negocios a nivel asociativo de pequeños productores: solo de quienes tienen una o hasta cinco vacas y producen cinco hasta 100 litros.
A ellos, el Ministerio además les ha puesto en contacto con empresas grandes.
“No puedo decir que estemos cubriendo absolutamente todo, no tenemos la capacidad ni los recursos para hacerlo”, confiesa.
Y dice que para los grandes productores, según ha dialogado, está realizando un estudio para ver si es posible instalar un centro de acopio en Tarqui, para un promedio de unos 80 mil litros, pero hay que cumplir requisitos. (I)
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