OPINIÓN|
Ahora son el espacio para comunicar ideas, informar, opinar y debatir sobre programas políticos. El uso de las redes sociales ya no es una elección, es una obligación para la campaña electoral. Es el punto de encuentro entre la vieja y la nueva política porque más de la mitad de los nuevos votantes están aquí. La sociedad-red como la llaman sigue siendo poco entendible para las organizaciones políticas, que no logran responder con la misma velocidad a los cambios que la ciudadanía digital exige.
La crisis sanitaria los obliga a ser creativos para las próximas elecciones y encontrar la forma de enrumbar a los jóvenes hacia su tendencia y sobre todo conseguir su voto. Los nativos digitales no logran engancharse con la política formal y según varias encuestas este grupo etario no se siente representado por la clase política. Ellos usan las redes para organizarse y luego actuar porque no son militantes, son activistas.
Son exigentes y volátiles; por ello los candidatos necesitan entablar una relación diferente; no es suficiente conseguir más fans, followers, retweets y likes; esto puede traducirse en un -te sigo, pero no te voto-. Es necesario entender que les mueve, solventar sus necesidades y entender sus causas. (O)
