OPINIÓN|
Depurar el sistema jurídico especialmente en la materia constitucional es una prioridad indispensable. La Constitución debe ser precisa conceptualmente, nada de programas de gobierno en su texto sino la específica determinación de su sistema a partir de la exactitud doctrinaria en la materia de los derechos y deberes ciudadanos. Tres funciones: Ejecutiva, Legislativa y Judicial. Con la determinación de sus atribuciones y la precisión de su integración, no más que los ministerios claves, como una sola cámara de 48 diputados provinciales y 24 nacionales. En estos casos como en la Función Judicial, la calidad profesional de sus integrantes debe exigir como mínimo el título universitario que acredite su nivel profesional pero de manera fundamental la calidad ética de todos los miembros que integren la administración pública.
Puntualizamos en la necesidad de la probidad como requisito indispensable. Nada se consigue con textos legales llevados a su perfección formal si no se garantiza la conducta de las personas.
Los años de corrupción que se han llevado gran parte de los recursos del Estado demuestra la imperiosa necesidad del cambio profundo de mentalidad, una sociedad depurada logra la prosperidad de todos. Tema que conlleva el cambio de mentalidad en lo público y en lo privado. Asunto que nos exige a todos dar un paso definitivo para construir la nueva sociedad. Esta perspectiva es básica, pensemos que la vida social, el bien común y lo que tanto se proclama en la materia de derechos humanos es posible en la medida del respeto a los valores y principios cívicos esenciales, sin ellos, todo resulta ser una farsa. (O)