OPINIÓN|
_ El Consejo Nacional Electoral, permitió que más de una docena de binomios presidenciales y vicepresidenciales formen parte del pelotón que correrá hacia las elecciones de febrero próximo, para coronar su carrera nada menos que en Carondelet, sitio poco propicio a la ensoñación electoral, pero así son las cosas y los señores y señoras que aspiran a la primera y segunda magistraturas no reparan en que esos cargos no los quisiera ninguna persona en su sano juicio.
_ Algunas candidaturas no debieron legal y constitucionalmente ser inscritas, por faltarles una serie de requisitos, pero sobre todo el principal, falta de trayectoria ética de sus respectivas agrupaciones, lo cual en una democracia madura y consciente, bastaría para que ni siquiera les reciban en el alto organismo electoral, pero como las amenazas y el vocerío internacional mediático en algún caso, pudieron más que la aplicación estricta de la ley, ahora tenemos un panorama electoral con indelebles manchas.
_ Pero, prácticamente ninguna agrupación se salva de que en los próximos días recurra a la tradicional plétora de ofertas. Algunos ya andan en plan de “redentores” de un país quebrado y liquidado. Nos preguntamos de donde saldrá la plata para las bondades que ofrecen, cuando la cartilla del Fondo Monetario Internacional nos conmina a que, en el próximo cuatrienio, cualquier mandatario que resulte electo tendrá que subir impuestos, IVA, combustibles y muchas otras cosas, tanto las necesarias como innecesarias.
_ El CNE, que durante su gestión ha permanecido en una división irreconciliable, reconoce que habrá dificultades para un proceso electoral normal. Faltan recursos no solamente económicos sino, al parecer hasta intelectuales en la dirección del organismo, que ha actuado con una timidez inconcebible en el alto ente rector de los procesos electorales.
_ Así las cosas, la campaña electoral en ciernes se perfila “de pronóstico reservado” para estar a tono con la Pandemia. La docena y algo más de binomios provocarán, además, indeseados contactos porque el fervor y la adhesión no se logran mediante intervenciones telemáticas, más propias de fantasmas que de seres de carne, hueso y posibles infecciones de virus. (O)
