OPINIÓN|
Desde hace unos meses, tenemos un nuevo integrante en casa: un gato. Lo trajimos por la presencia de roedores y la idea de que éste los espantaría… la verdad no lo recibí de muy buen agrado, a regañadientes lo acepté, y finalmente, porque prefiero los gatos a los ratones… así llego “Marcus” el gato, hace 3 meses ya, y sí, lo admito, desde que llegó no ha dejado de asombrarme…
Me encantan sus gráciles movimientos, como tensa y contrae cada músculo cuando se pone al acecho, luego se estira y relaja deliciosamente, es un animal limpio y hermoso; de su actitud, ni que decir ¡me encanta! se pasea por toda la casa sin pedir permiso ni rendir pleitesía a nadie, arrogante y pretensioso, está donde quiere y como quiere, vive ¡a su manera!, sí tiene sus muestras de cariño también, se acerca, ronronea, luego empieza con sus patas delanteras a acomodar el espacio para acostarse, prefiriendo claro, las sabanas limpias y la ropa recién lavada..
Sin embargo en todo este observar, hay algo que me ha llamado sobre todo la atención, su insaciable curiosidad, esta característica que mi mente no la tenía del todo bien vista, condicionada quizás por el hecho de las fatalidades y desgracias provocadas por ésta, sobre todo en la historia femenina: por culpa de la curiosidad de Eva, el pobre Adán probó la manzana del pecado original, la historia de la caja que abre Pandora dejando escapar todas las desgracias y males que podían afectar a la humanidad… así es que la curiosidad lejos de ser una cualidad a cultivarla la he visto como un potencial peligro a evitar…
Así, me llamo la atención ahora al escribir sobre el tema, su definición “cualquier comportamiento inquisitivo natural, evidente por la observación en muchas especies animales, y es el aspecto emocional en seres vivos, que engendra la exploración, la investigación, y el aprendizaje”, ¡maravillosa cualidad entonces!, necesaria para el desarrollo y la evolución, la tecnología, la ciencia no avanzarían sin esta búsqueda y este querer saber más, de ahí que ésta, lejos de ser un defecto a combatir constituye una virtud a estimular y alimentar!
Y así como para dar continuidad al tema base de mis artículos desde hace algunas semanas, “la educación y sus necesidades”, la preparación de los profesores, la importancia del conocimiento y observancia de las emociones en niños y jóvenes, quizás como una idea, otra materia de gran relevancia en el pensum académico podría ser CURIOSO COMO UN GATO, ¡cómo cultivar y alimentar esta maravillosa cualidad! (O)