Ecuador se prepara para un inusual reencuentro con sus muertos
Ecuador, que sigue sintiendo los estragos de la pandemia del coronavirus, se prepara para un inusual reencuentro con sus muertos en el Día de los Difuntos, que se celebrará el próximo lunes en medio de las restricciones de acceso a los cementerios y el distanciamiento físico.
Sólo unos pocos municipios, un diez por ciento de los 221 que tiene el país, según estimaciones de las autoridades nacionales, han decidido abrir con precauciones sus cementerios durante el periodo festivo de difuntos, que se extenderá entre el sábado y el martes.
La tradición andina alentaba a que las familias, sobre todo las campesinas e indígenas, acudan a los cementerios cargadas de alimentos para compartir con los muertos, bajo la creencia que en esta fecha las almas regresaban al mundo de los vivos para un reencuentro con sus familiares.
Las mismas tumbas y el suelo se convertían en mesones para colocar los platos de comida para los integrantes de la familia e incluso se guardaba un puesto para que se sentara el fallecido.
Por eso, la comida debía contener los alimentos que el muerto prefería en vida, aunque no podían faltar dos elementos esenciales en la gastronomía de la temporada.
Las «guaguas de pan» y la «colada morada» (un penecillo con forma humana y relleno de manjar, y una bebida caliente de color morado y llena de frutas) que se sirven juntas y que, según la creencia, permite el disfrute con los fallecidos.
La posibilidad de acudir a los cementerios es escasa y se prevé que esta tarea se traslade al hogar, donde se pueden elaborar o bien comprar la comida de difuntos para degustarla en familia.
Sin embargo, también se promocionan destinos turísticos donde se podrán degustar los manjares de difuntos.
En Quito, que cuenta con unos setenta cementerios que permanecerán cerrados, la ciudadela Mitad del Mundo, situada al norte de ciudad y que es uno de los mayores atractivos turísticos de la urbe, sus administradores han preparado un conjunto de actividades bajo estrictas medidas de bioseguridad.
El gerente del complejo turístico, Carlos Cárdenas, indicó a Efe que para este feriado de difuntos, la ciudadela ofrecerá, además de sus ya conocidas atracciones como visitas guiadas a museos y la venta de artesanías, representaciones de danza, música y otras tradiciones indígenas propias de esta época.
También se ofrecerán «guaguas de pan» y «colada morada», elaboradas como manda la tradición andina, con las hierbas de páramo, las frutas tropicales y el mortiño, un fruto andino de color morado y agridulce, parecido al arándano, que es el elemento principal para preparar la bebida.
Y es que «recordar a los difuntos es una de las tradiciones más importante de nuestra cultura», precisó Cárdenas al relatar que esta época celebra el fin de las cosechas y la llegada de las primeras lluvias, vitales para la siembra.
Es una celebración «entre la vida y la muerte» y que ahora ha cobrado una significación especial tras un duro periodo de confinamiento y crisis desatado por la pandemia del coronavirus, añadió.
Las casi ocho hectáreas del complejo Mitad del Mundo, donde se erige el monumento a la línea equinoccial, se han adecuado para recibir hasta 7.000 visitantes «sin que haya peligro de contacto» entre las personas, remarcó Cárdenas.
En un sector del complejo se levanta una pirámide inca, como las que se encuentran en un sitio arqueológico cercano llamado Cochasquí, que también evoca el conocimiento astronómico de los pueblos originarios de Ecuador, donde el sol cae de manera perpendicular sobre la tierra.
Justamente, en esa pirámide replicada, un grupo de danzantes representará uno de los bailes indígenas típicos de la zona, como el del Aya-Huma, un personaje de dos caras que miran a la dualidad humana de hombre y mujer.
Mama Gertrudis, una sabia mujer indígena que es guía espiritual de la comunidad, explicó a Efe el significado de la celebración del Día de Difuntos, según la cosmovisión andina.
«Debemos ver a este Día de Difuntos como un día de alegría» y de celebración ante la vida, señaló la mujer que se identifica con el nombre de su madre y su abuela que en su tiempo fueron «parteras, yerberas y curanderas». Mama Gertrudis, guia espiritual.
La pandemia, dijo la mujer, obligó a las personas a asilarse, pero también «fortaleció a las familias» y eso es lo que el Día de Difuntos pretende evocar, según la tradición ancestral.
«Es el día en que los seres queridos que han partido de este mundo, salen nuevamente al reencuentro» con sus familiares «para compartir la vida», añadió.
Ellos, pese a estar muertos, «todavía nos ayudan a comprender que debemos ser sencillos, que debemos ser humildes, que debemos vivir cada día como si fuera el último día de nuestras vidas», apostilló Mama Gertrudis. EFE (I)