Sin pretender ser portavoces ni dueños de la verdad, y en un marco de respeto, manifestamos el: basta a las impertinencias del Gobierno y de algunos de sus funcionarios en detrimento de los antes lisonjeados como héroes, los profesionales médicos y más personal de salud, en estos tiempos de pandemia. Elevamos la voz la voz de protesta en calidad de médicos y ciudadanos, a la vez que rechazamos los desatinados pronunciamientos del Ministro de Salud que ultrajan y desvalorizan a los médicos al manifestar que son ellos los que llevaron la enfermedad a los hospitales, por ende, que son los agentes contaminadores por el coronavirus que lo trasladaron desde lo social. ¡Qué barbaridad e impertinencia! Solo podría atenuarse con las disculpas públicas y acaso con la renuncia del funcionario.
No más agravios, como la entrega a cuentas gotas al personal de salud de equipos de bioseguridad aduciendo la falta de recursos económicos, secundario a priorizar el pago de la deuda externa a organismos internacionales. No es coherente que públicamente se adule o halague el trabajo del personal sanitario y furtivamente no se les cancele sus emolumentos a muchos héroes de blanco, especialmente a aquellos post-gradistas que minuto a minuto luchan contra la pandemia exponiendo sus vidas y la de sus familiares. Es impertinente que se alabe públicamente al personal hospitalario e inadvertidamente se les despide de sus trabajos a muchos de ellos generando problemas “cuánticos” en sus hogares.
Y, sin medir las consecuencias se pronuncien tan seguros y públicamente de que: “la pandemia está contenida, pero con controlada”, por lo que se dispone las aperturas de las playas y más centros de aglomeración, en contraste de lo que se está sucediendo en Europa donde se está retomando el confinamiento y la implementación de nuevas restricciones en función de evitar el avance de la pandemia y sus letales consecuencias.
Errar es de humanos, empero, reconocer y aún más rectificar es de inteligentes y racionales. Ojalá, que al menos se intente en cumplir lo sentenciado. (O)