Puente

Catalina Sojos

Esta pandemia ha obligado a sacar lo mejor y peor de nosotros. Hijos que abandonan a sus padres ancianos con el pretexto de falta de tiempo por su trabajo o el invento de resentimientos fabricados para hacer a un lado sus responsabilidades filiales; violencia doméstica en todas sus formas, alcoholismo, drogadicción, suicidios y un largo etcétera. Pero, sobre todo, destacan los crímenes hacia la mujer. El 911 acusa diariamente más de ¡trescientas llamadas de auxilio en el país! de violencia intrafamiliar y el panorama es aterrador. El femicidio se ha vuelto el crimen de cada día y la sociedad, lentamente, se va acostumbrando a esos asesinatos; y es que, cada mujer que cae se diluye en el marasmo de las noticias; debemos poner rostro a cada una, nombre y razón para, de esta manera, obligar a despertar a todos. Las llamadas que recibe el Ecu 911 son de niños aterrados o mujeres escondidas en un armario. ¡No podemos mirar para otro lado! tenemos la obligación de denunciar, no esperemos que los femicidas sigan asesinando a sangre fría. Una vez más, acá en Cuenca, el puente Mariano Moreno apareció lleno de grafitis y flores con el grito ¡Dejen de matarnos! y es que dicho espacio se está convirtiendo en un emblema visible de denuncia. La visibilización de los crímenes tiene muchas formas de expresión, pero, sobre todo, a nivel individual ¡no callemos! asumamos que una vida depende de una llamada. (O)