«He aceptado la renuncia del general Mario Rozas y he procedido a designar como nuevo director de Carabineros al general Ricardo Yáñez», anunció el presidente chileno, Sebastián Piñera, quien mostró «su mayor aprecio, admiración y gratitud» por Rozas.
La oposición y distintos organismos internacionales llevan meses pidiendo la salida de Rozas por la brutalidad policial ejercida en las manifestaciones que estallaron a finales de 2019 contra la desigualdad y el Gobierno y que dejaron una treintena de muertos y miles de heridos.
Según el Ministerio Público, hay más de 4.600 causas abiertas contra las fuerzas de seguridad por supuestas violaciones a los derechos humanos en la dispersión de las marchas, pero sólo 75 agentes han sido imputados.
«Le tocó dirigir a Carabineros de Chile en un tiempo extraordinariamente difícil y complejo, en el que hemos vivido demasiada violencia», aseguró Piñera.
El detonante de su salida fueron, sin embargo, los incidentes ocurridos el miércoles en un hogar del Servicio Nacional de Menores (Sename) en Talcahuano (sur), en el que dos adolescentes fueron heridos presuntamente de bala por agentes de Carabineros.
«NO ES SUFICIENTE»
Para Sergio Micco, director del independiente Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH), la renuncia «es la crónica de una salida anunciada» porque en dos años han renunciado ya tres ministros de Interior y «decenas de generales han sido pasados a retiro».
«Se requiere una reforma integral, cuya esencia es que Carabineros se subordine plenamente al poder civil y esa reforma hay que hacerla ya», agregó el activista.
La diputada Cristina Girardi, del socialdemócrata Partido por la Democracia (PPD), aseguró que la destitución «es bastante tardía» y que «se ha demostrado que no importa quién asuma el rol de dirigir Carabineros: «Hay que hacer una revisión profunda, no solo una reforma desde el punto de vista de los procedimientos».
«A Rozas le aceptaron la renuncia casi con condecoraciones. Es insultante lo que hace Piñera para todas las víctimas de violaciones a los DD.HH», añadió por su parte la diputada comunista Camila Vallejo.
Para el director del think tank progresista Chile 21, Eduardo Vergara, «es una acción simbólica y no cambia en nada la forma en que Carabineros se relaciona con la ciudadanía».
Los casos más polémicos en los que fue señalado Rozas durante la ola de protestas, las más graves desde el fin de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), fueron los de Gustavo Gatica y Fabiola Campillai, que se quedaron completamente ciegos tras recibir disparos de perdigones y bombas lacrimógenas en su rostro por parte de agentes.
Las críticas se intensificaron el pasado octubre, a pocos días del primer aniversario del estallido social, cuando un agente lanzó a un menor al cauce de un río durante una protesta, causándole heridas de carácter grave.
Rozas asumió la dirección de Carabineros en diciembre de 2018 después de la polémica salida de su predecesor, Hermes Soto, señalado por orquestar un montaje tras el asesinato del comunero mapuche Camilo Catrillanca en el sur. EFE