La semana anterior mencionaron en un artículo de opinión que “hemos callado demasiado tiempo”. Y es verdad, hemos callado y bajado la cabeza ante el monstruo de siete cabezas llamado centralismo que engulle nuestras rentas las que llegan a sus fauces disfrazadas de impuestos, las cuales, en su mayor parte, deberían quedarse en casa para ser gestionadas y administradas por el gobierno local. Pues el título de GADs –no sé a qué iluminado se le ocurrió inventarse este nombre, seguramente al prófugo mayor- es una burla a las competencias de las autoridades locales y a la inteligencia de los que habitamos las veinte y cuatro provincias del país. De autónomas, no tenemos ni un pelo, señores.
Y así como ya no debemos inclinar más la cerviz sino exigir lo que por derecho nos corresponde, necesitamos que las autoridades, tanto los concejales como el alcalde, lideren este reclamo. Si teniendo la oportunidad de sentar un precedente en Cuenca aprovechando el cargo que ostentan -en el buen sentido de la palabra- y no lo hacen, y se limitan a opinar en entrevistas repetitivas en medios de comunicación o columnas de opinión, estamos en el limbo. Deben tomar al toro por los cuernos y no contentarse con caminar sólo una milla. Fueron electos para caminar las millas extras que se requieran por el progreso y bienestar de la ciudad. Recuerden cómo eran los concejales de antaño, hombres probos e íntegros que en el sentido literal de la palabra servían a Cuenca, sin remuneración alguna, siendo la satisfacción del deber cumplido ver prosperar el lugar donde nacieron.
Y no por ocupar la parte final de esta columna es de menor importancia la piedra en el zapato que incomoda a los bomberos voluntarios qué, en un acto desesperado, solicitaron en un video la intervención del alcalde y de los concejales para solucionar este problema de larga data. Ahora sí puedo afirmar con propiedad que el alcalde anterior cometió un craso error al nombrar al actual Comandante del Cuerpo de Bomberos, el que será recordado por causar división e indignación dentro de esta noble institución. Es inminente que las autoridades tomen decisiones y acciones en estos dos asuntos. Que no callen. Que no se duerman. Que no miren hacia otro lado. Que trasciendan en el tiempo como lo hicieron sus antecesores, dejando un legado sobresaliente. (O)