Son considerados pequeños gestos sexistas sutiles que favorecen la perpetuación de los roles de género y la violencia suavizada contra mujeres. Son imperceptibles maniobras cotidianas de poder masculino contra la autonomía femenina.
El más usado, el color rosa para niñas y el azul para niños. El niño es valiente, es campeón y es héroe; mientras la niña tiene miedo y es princesa. Al respecto recordemos el éxito que tuvo una campaña electoral en Argentina -no quiero ser princesa, quiero ser alcaldesa-
No es una suerte que el esposo o el hermano ayuden en las tareas del hogar, debería ser normal que ellos y ellas compartan las obligaciones. Uno de los más sexistas; la mujer pone al hombre en la -friend zone-, porque él la puso en la -sex zone-. Los puestos de dirección son para hombres y no para mujeres; tan fácil como se asigna la cerveza y el refresco.
Esta sutil generalización nos ha llevado a la violencia contra ellas, hasta el punto de matarlas. El 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional por la eliminación de la violencia contra las mujeres y tengan por seguro que recordaremos con tristeza a las que no están. (O)
