OPINIÓN |
En alguna ocasión anterior ya me he referido a la necesidad de adoptar las medidas planteadas por el ecodesarrollo el que es de carácter justo, porque plantea utilizar los recursos naturales para el bien de la sociedad asegurando la calidad de vida, la equidad, un desarrollo económico justo sin depredar la naturaleza respetando los ecosistemas. Esta es una teoría que se viene perfeccionando desde hace más de cincuenta años; la modalidad prima un desarrollo económico que utiliza los recursos para satisfacción de la humanidad manejando con eficiencia el cuidado de los ecosistemas.
El desarrollo sustentable camina de la mano con el aspecto económico, humano, ambiental, institucional y tecnológico; en consecuencia, une el desarrollo económico, el social y la protección al medio ambiente. Propone entonces mantener tres pilares fundamentales: el ecológico, el económico y el social, que es eso en definitiva lo que plantea el Papa en la encíclica Laudato SI, el que propone cuidar la casa común eliminando la pobreza, logrando mayor equidad, dice que la naturaleza “es como una madre bella que nos acoge entre sus brazos”.
Esta teoría se la considera como un verdadero desarrollo humano, capaz de sostener la capacidad de los sistemas naturales, de proporcionar los recursos naturales y los servicios del ecosistema, capaz de defender la economía y la sociedad. Estos principios fueron adoptados en la Declaración de Río del 92 y aprobados en la conferencia de las Naciones Unidas sobre el medio ambiente y el desarrollo. El desarrollo sustentable implica, por añadidura, una sustentabilidad y es un concepto de desarrollo con miras hacia el futuro, el que respeta a la naturaleza. (O)