Oncólogo de profesión, luchador incansable contra el tabaco y muy vinculado al mundo del fútbol, el expresidente de Uruguay Tabaré Vázquez, fallecido en la madrugada de este domingo, pasará a la historia del país suramericano como el político que llevó a la izquierda a lo más alto.
El socialista fue el primer candidato que llegó al gobierno de Montevideo en 1990 y, 15 años después, a la Presidencia de la República con el Frente Amplio (FA), coalición creada en 1971 con la unión de fuerzas de izquierda que abarcaban desde la democracia cristiana a los guerrilleros del MLN-Tupamaros.
La paradoja de su vida es que el cáncer, que, según dijo en una conferencia en España, es «un mal amigo pero no un asesino implacable», ha terminado con su vida a los 80 años. La misma enfermedad que él combatió como médico después de que le arrebatase a buena parte de su familia.
A su espalda deja un legado de políticas sociales y una lucha contra la industria tabacalera que fue ejemplo mundial en sus dos períodos como jefe de Estado (2005-2010 y 2015-2020), pero también sombras como su veto -por cuestiones religiosas- a la ley del aborto o su supuesta omisión en casos de violaciones de derechos humanos durante la dictadura cívico-militar (1973-1985).
LOS ORÍGENES
Nacido el 17 de enero de 1940 en el humilde barrio montevideano de La Teja, Vázquez fue el cuarto hijo de un obrero de la petrolera estatal Ancap y un ama de casa.
Su barrio fue el lugar de pertenencia desde pequeño y así lo demostró cuando, con solo 18 años, ayudó a fundar el club Arbolito que, con el tiempo, se transformó en un icono de la zona.
Años después, Vázquez -mientras cursaba su carrera en Medicina- tuvo la idea de crear una policlínica en este club para que los vecinos de la zona pudieran ser atendidos gratis.
En 1956, con solo 16 años, conoció a María Auxiliadora Delgado, quien se convertiría en su esposa en 1964 y con la que compartió 55 años más hasta que en julio del año pasado falleció.
Docente universitario, con publicaciones en centenares de revistas nacionales e internacionales de medicina y experto en Oncología, Vázquez ha sido uno de los símbolos de la medicina uruguaya en los últimos años.
«FESTEJEN, URUGUAYOS, FESTEJEN»
La noche del 31 de octubre de 2004, al grito de «Festejen, uruguayos, festejen», Vázquez animaba a una ciudadanía que celebraba en las calles el triunfo histórico de la izquierda en unas elecciones presidenciales tras 174 años de gobiernos conservadores.
Aquel momento fue el culmen de una carrera política iniciada en 1983, cuando se unió al Partido Socialista -integrado en el FA-.
Una vez restaurada la democracia en el país, en 1985, fue uno de los que encabezó la campaña para derogar la Ley de Caducidad, que protege a los miembros del Estado que cometieron delitos durante la dictadura.
Antes de ingresar con fuerza en la vida política, su gestión comenzó por el fútbol, ya que fue presidente del modesto club Progreso (1979-1989), al que llevó a ser campeón uruguayo.
Vázquez tuvo su primera victoria importante cuando fue elegido intendente de Montevideo y logró que el FA llegara por primera vez al gobierno capitalino en 1990.
Tras ser candidato a presidente en dos ocasiones (1994 y 1999), su tercer intento fue el ganador y obtuvo una amplia victoria en 2004 tras derrotar a su perseguidor, Jorge Larrañaga (hoy ministro de Interior por el Partido Nacional), con un 51,67 % de los votos.
Cuando dejó el Gobierno cinco años después, Vázquez tenía una popularidad del 80 %.
EL MEDICO PRESIDENTE
La medicina siempre fue un eje de la vida del mandatario y su especialidad, la oncología, casi una obligación, considerando que sus progenitores y dos de sus cuatro hermanos fallecieron por cáncer.
Desde el inicio de su gestión presidencial, Vázquez hizo foco en la salud como uno de sus pilares con la creación del Sistema Nacional Integrado de Salud y aprobó leyes antitabaco reconocidas internacionalmente, como la prohibición de fumar en espacios públicos y de hacer publicidad o la colocación de imágenes en las cajetillas de cigarrillos para sensibilizar a la población.
Además, se enfrentó a la poderosísima multinacional estadounidense Philip Morris en un litigio que se resolvió a favor de Uruguay en 2016, cuando Vázquez ya estaba en su segundo mandato.
LAS SOMBRAS
El primer mandato de Vázquez provocó un conflicto con Argentina por la instalación de una planta de pasta de celulosa en el departamento de Río Negro (oeste), a orillas del río Uruguay -limítrofe con Argentina-, que originó cortes de ruta, piquetes y una denuncia ante la Corte Internacional de La Haya.
Posteriormente, reconoció haber pedido ayuda en aquel momento al entonces presidente estadounidense, George W. Bush, por si el conflicto iba a mayores.
Además, sus convicciones personales lo llevaron a ejercer el veto presidencial en 2008 sobre la despenalización del aborto, pese al voto mayoritario del Parlamento, incluso con apoyo de legisladores de la oposición. Finalmente la ley se aprobaría en el mandato del también frenteamplista José Mujica (2010-2015).
Uno de los episodios más sombríos de Vázquez es el posible ocultamiento de pruebas en casos de violaciones de derechos humanos cometidos en la dictadura.
Las confesiones de delito del exmilitar José Gavazzo, omitidas por las autoridades, provocaron una crisis en su segundo mandato y una ola de destituciones, entre ellas la del entonces ministro de Defensa, Jorge Menéndez.
El excomandante en jefe del Ejército y hoy senador Guido Manini Ríos informó recientemente de que Vázquez conocía esas actas y nunca las difundió.
LOS ULTIMOS TIEMPOS
La ausencia de nuevos liderazgos y el clamor de la gente que lo respaldaba empujaron a Vázquez a volver al ruedo político en 2014 para ayudar a que el FA consiguiera, por tercera vez, el Gobierno.
Su segundo quinquenio, con mayor edad y con mayor desgaste, estuvo marcado por un perfil mucho más ausente y supondría el fin del ciclo de la izquierda en Uruguay.
Pese a que en su último año de gestión sufrió la muerte de su esposa y la detección de un cáncer de pulmón, nunca se planteó renunciar y el 1 de marzo de 2020 entregó la banda presidencial al actual mandatario, Luis Lacalle Pou, del PN.
La pandemia de la covid-19 y su delicado estado de salud hicieron escasísimas sus apariciones públicas en 2020 hasta que en la madrugada de este domingo se extinguió la vida del médico que hizo historia en la política uruguaya. EFE