«Las vacunas están mostrando eficacia y si se quedan almacenadas en la nevera no servirán de nada», señaló la experta canadiense en rueda de prensa, donde señaló que a la hora de tomar la decisión de inmunizarse con ellas los ciudadanos deben acudir a fuentes «lo más locales posible y que sean de entera confianza».
En este sentido citó a «médicos, enfermeras a los que acudan los pacientes, así como los servicios públicos de salud a nivel comunitario», cuyo papel, afirmó, será muy importante para que «haya exactitud en la información que la gente reciba sobre las vacunas».
Sondeos en algunos países han indicado cierto recelo entre los ciudadanos a la hora de vacunarse debido a la celeridad con la que estas armas contra la COVID-19 se han desarrollado, en menos de doce meses, cuando hasta ahora el récord de creación de nuevas vacunas eran tres o cuatro años.
O’Brien reiteró que las vacunas no significarán el fin total de la pandemia y «seguirán siendo necesarias durante un tiempo otras actuaciones de seguridad pública», en alusión a medidas como la distancia física, la higiene de manos o el uso de mascarillas. EFE