El temor, la resignación y los cuestionamientos son constantes entre los docentes de la provincia que desde enero de 2021 tendrán que volver a las aulas para cumplir las ocho horas laborales.
En las instituciones educativas se establecen estrategias para evitar contagios y cumplir con las horas de clases.
Pese a que ese retorno es obligatorio, a Flavio Araujo, docente de la Unidad Educativa ‘26 de Febrero’, de Paute, le preocupa que los casos de contagios y muertes por coronavirus no han parado.
Asegura que las instituciones educativas no cuentan con las condiciones de bioseguridad para retornar a las aulas, “esto se traduce en riesgo para nosotros y nuestros entornos familiares”.
Habla de lo que considera “realidades” y “prudencia”.
La primera sobre la situación económica de los padres de familia que no tienen para dar apoyo para comprar insumos como alcohol, desinfectante o participar en las mingas de limpieza, que ya generan aglomeración; y de la segunda, porque asegura que la educación sí se la puede recuperar.
Coordinación entre docentes
En la escuela Ignacio Escandón, de Cuenca, también hay temor, pero alistan todo para que sus 32 docentes retornen a las aulas y cumplan las disposiciones emitidas por el Ministerio de Educación.
Su directora Alexandra Chumbe junto a dos directivos estaban la mañana de ayer en el establecimiento.
Dijo que en la escuela cuentan con un comité de bioseguridad y de Gestión de Riesgos que ya se han activado durante la entrega de textos y alimentación escolar.
En estos días definen cómo será el retorno y asegura que no estarán todos los docentes todos los días, sino que se establecerán círculos de estudios para que vayan de acuerdo a un cronograma.
La asistencia anticipada de directivos y docentes, dijo, les ha permitido tener espacios limpios y dar mantenimiento a las áreas verdes.
Por su parte Libia Tapia, directora de la Unidad Educativa Juan Montalvo, dijo que hay que enfrentarse a la nueva realidad que se vive y hará un retorno por áreas de trabajo y cada uno hará ocupará un espacio determinado para que estén aislados.
En el caso de su institución manifiestes que cuentan con el apoyo de padres de familia para la limpieza del establecimiento.
Pero no todos están tranquilos ni de acuerdo. Juan Marín, docente de la Unidad Educativa República del Ecuador y también coordinador zonal de la Red de Maestros, asegura que hay preocupación por falta de garantías de bioseguridad y seguridad.
Cree que el hecho de que docentes tengan que trasladarse entre cantones y parroquias genera un riesgo de contagio en el transporte público.
Le preocupa además la seguridad porque algunos tienen que cargar equipos tecnológicos para impartir clases y genera otro riesgo.
“Hay instituciones que están abandonadas, donde hubo afluencia de personas y requieren de desinfección” y no todas cuentan con conserjes para esa tarea, detalla.
Por eso dijo que buscarán acciones a nivel nacional para evitar ese retorno y de ser necesario, no descartan la movilización. (I)