Diez y seis candidaturas faltando una por ser inscrita, ponen un cuadro electoral sin definición ideológica, salvando el caso del binomio de CREO Lasso-Borrero, como las candidaturas de los señores Montufar y Larrea, o la de la ID, tenemos la populista de factura correísta, y la de Pachacútec, con precisiones temáticas sobre la economía y la materia social, tal el caso de la necesidad de recuperar e impulsar el empleo, como factor decisorio para millones de hogares. Por lo demás se puede calificar de total anemia conceptual, el factor común que caracteriza a la mayoría de candidaturas, lo que demuestra la crisis institucional de la política. No existen al momento partidos políticos sino proliferación de grupos organizados en torno de intereses menguados de civismo. Podemos entonces decir que las elecciones del año 2021 son la demostración lamentable de la abundancia de lastre y como es evidente sin ninguna solvencia doctrinaria.
Es imprescindible recordar la destrucción institucional, económica y social que ha causado el proceso diseñado por el llamado “socialismo del siglo XXI “ en Venezuela, pensemos en los millones de refugiados de ese país que claman por su lamentable situación en cada esquina de las calles de nuestras ciudades, un salario básico que no llega a un dólar mensual, la carencia de lo más elemental para subsistir y la imposición certificada de una cartilla de la miseria que reciben los ciudadanos para paliar su angustia, ese es el resultado de la infamia dictatorial del castro-chavismo, impuesto por la corrupción más cínica que ha patentado ese proceso aciago.
Por tanto, solamente en nosotros está definir nuestro destino. (O)