Hace casi un mes, el candidato presidencial por el movimiento Pachakutic decidió bajarse de la bicicleta, no de la camioneta, para dar un paseo. Su imprudencia e insensatez sumadas a su nula destreza para domar una motocicleta le causaron varios hematomas y una fisura. Pese a que promociona el uso de la bicicleta como un medio de transporte alternativo durante sus recorridos, demostró que no tiene la misma aptitud para las motos, ni para los cargos públicos. Cuando fue prefecto su principal preocupación fueron los picos, las palas, las mingas y causar disturbios. De ahí que quien no esté preparado para gobernar un país y aun así acepte ser candidato como una estrategia de su movimiento político, está robándonos desde el momento de su inscripción. Pérez ofrece un camino que no lleva a ninguna parte, como el descabellado puente sobre el río Mataje.
El 11 de diciembre en un mitin, metió la pata. Y muy feo. Eso sucede cuando se acostumbra a leer sólo los encabezados y no el desarrollo de la noticia. Como comerse un huevo sin sal. Durante esos días se difundió la nueva de que en Wall Street se estaban transando futuros de agua y él, en su mundo quimérico, pensó que ahí radicaba la solución para el país cuando en realidad la noticia describía la compra de futuros títulos sobre acceso al agua en California y no como él se imaginó que se estaba poniendo precio al agua en sí. “Tenemos tantas fuentes naturales de agua que en pocas décadas, en lugar de exportar petróleo, exportaremos barriles de agua”, dijo todo emocionado. Estos candidatos son los que pululan y aspiran a gobernar el Ecuador. ¡Qué desastre!
No permitamos que la memoria nos juegue una mala pasada haciéndonos olvidar que el ex prefecto fue el qué, creyéndose cacique, en octubre del 2019 cerró las vías de acceso a la ciudad durante once largos días impidiendo que víveres, gas, gasolina y demás productos de consumo diario llegasen a la ciudad; y no contento con eso lideró grupos de vándalos que ensuciaron y destruyeron el centro histórico mientras bailaban y saltaban al son de tambores y que, además, se aprovechó de la tarima de la prefectura para en ese entonces planear y trazar su futura candidatura presidencial. Es la pura verdad, así él diga lo contrario.
El Aquaman criollo, se ahogó en su propio barril de agua… (O)