¿Cuánto significado damos a la palabra Navidad, pero cuanto cumplimos de esa inmensa acepción? Hagamos un examen introspectivo y a conciencia, con la debida sinceridad, respondámonos a nosotros mismos, si en verdad hemos dejado de adoptar posiciones egocentristas, egoístas y excluyentes; ni se diga el seguir acumulando posiciones o bienes materiales, todo lo cual nos ha permitido alejarnos y no dar la verdadera dimensión a los valores morales y espirituales. Tenemos o no la certeza de haber ayudado en algo a combatir la deshumanización, con todas las convalidaciones que esta incluye, llámese soledad, inequidad, enfermedades, y la pobreza en toda su extensión. ¿Hemos colaborado de alguna manera en ayudar a reconstruir los hogares tristes, desolados, destruidos? No nos damos cuenta que vivimos muy a prisa, muchas veces hablando más de la cuenta, nos enojamos constantemente, y no brindamos el tiempo suficiente para escuchar a nuestros congéneres! Navidad es sinónimo de paz, perdón, solidaridad, encuentro, justicia, alegría, conversión, compromiso, reflexión, enmienda; es época de extender la mano amiga, sincera y darnos un abrazo de reconciliación con todas las personas. No es justo que en este mundo consumista sigamos derrochando dinero, cuando hay personas que sufren y se mueren de hambre. Navidad no es la oportunidad de brindar únicamente un regalo material, ya que lo material y el dinero no son la finalidad ni la esencia de la vida. En definitiva en Navidad abramos las puertas de nuestro corazón para todas las personas que quieren llegar a él, y toquemos las puertas de esos corazones tristes, vacíos que necesitan una ayuda espiritual, cariño, comprensión y amor. Ojalá que esta pandemia nos haya dejado verdaderas enseñanzas, y a pesar de tantas circunstancia adversas que estamos soportando, podamos definitivamente dejar de lado el orgullo, la vanidad y la prepotencia; sepultar el odio, la soberbia y la venganza; aceptar la realidad, desterrar la tristeza, y enmendar los errores. Con esta actitud positiva estamos seguros que vendrán días mejores, donde nos podamos estrechar fraternalmente en un cálido abrazo. ¡Feliz navidad! (O)