Ecuador inicia la Navidad con medidas especiales y restricciones bajo un nuevo estado de excepción, con el que se pretende evitar otra ola de contagios durante las fiestas, y que han obligado a adelantar las Misas del Gallo y las compras.
El pasado lunes las autoridades decretaron para todo el territorio nacional un nuevo estado de excepción por treinta días, que incluye un toque de queda de quince, entre las 22:00 y las 4:00, tras conocerse la última mutación del SARS-CoV-2 en el Reino Unido.
La Iglesia ecuatoriana ha pedido a los sacerdotes que adelanten las misas esta Nochebuena y reduzcan la duración de los sermones, mientras que el 25 se busca aumentar el número para dar lugar durante la jornada navideña a que los fieles puedan acudir a los templos o seguir virtualmente las homilías.
MISAS TEMPRANAS Y MÁS CORTAS
«Aún en este tiempo de pandemia debemos seguir transmitiendo esa alegría, a pesar de que no podemos darnos un abrazo, ni sentarnos en la misma mesa», manifestó a Efe el arzobispo de Quito y primado de Ecuador, monseñor Alfredo José Espinoza, horas antes de oficial la Misa del Gallo, a las 19:00, en la emblemática catedral quiteña.
Oriundo de Guayaquil, una de las ciudades que sufrió los peores embates de la covid-19 al inicio de la pandemia, confiesa que cenará solo, pero «ya vendrán días mejores» al dar a conocer su mensaje de que «todos hemos sufrido el dolor de no poder despedir y enterrar» a seres queridos, «pero tenemos que seguir mirando adelante».
Al igual que en Semana Santa, esta Navidad las misas podrán seguirse vía Facebook en la docena de arquidiócesis y diócesis del país, que han ideado vías alternativas para continuar con la tradición navideña pese a las restricciones.
Así en la ciudad de Cuenca el pase del Niño Viajero se efectuará en un papamóvil prestado por la curia de Quito para que de manera «muy controlada» recorra la ciudad sureña tras sobrevolarla en helicóptero.
En la diócesis de San Jacinto, en Guayaquil, la tradicional procesión del Niño Divino en Navidad, que suele aglutinar a multitudes, se ha adelantado unas horas y podrá seguirse con un aforo limitado, explica Espinoza.
CONTROLES Y RESTRICCIONES
Las medidas de bioseguridad en los aeropuertos internacionales de Quito y Guayaquil se han reforzado en los últimos días y ya se han tomado más de 400 pruebas de antígenos para detectar la presencia de la covid-19.
Los pasajeros procedentes del Reino Unido, Australia, Sudáfrica y la Unión Europea (UE) deben presentar el resultado de una prueba RT-PCR negativa realizada en los 10 días previos al viaje -caso contrario deben guardar aislamiento obligatorio- y además se les realiza un test de antígeno en las terminales aéreas y marítimas a su llegada.
Los positivos acumulados por la pandemia se elevó el miércoles a 207.084, mientras que los fallecimientos se contabilizaron en 13.962, entre confirmados y probables, según las cifras oficiales.
Otras de las medidas restringen las reuniones sociales a 10 personas, disponen el cierre de playas del país los días 24, 25, 31 de diciembre y 1 de enero, la clausura de bares, discotecas, restaurantes y centros de ocio, o nuevos horarios para centros comerciales de 8:00 a 20:00, bajo un aforo del 50%, además de la prohibición de la tradicional quema de monigotes en fin de año.
OCIO Y COMERCIO TOCADOS
«A los comerciantes y a los que no somos de esta provincia sí nos afectan las medidas, pero tenemos que aceptarlo porque es la ley del Gobierno», manifestó a Efe César Caicedo, un esmeraldeño residente en Quito en una de las calles de el centro histórico.
La actividad comercial en el casco colonial de la capital se ha visto drásticamente reducida, pese a que las limitaciones no evitan que aún se concentren vendedores ambulantes y algún rezagado en busca de regalos de última hora.
Paula Rivadeneira, vecina de la ciudad aunque natural de la provincia de Loja, considera la decisión de las autoridades necesaria, «pensando en la salud de los ecuatorianos».
Pero a la vez lamenta que esté afectando «a la economía de mucha gente que necesita trabajar».
Un reciente estudio elaborado por varios organismos, entre ellos el Programa de la ONU para el Desarrollo (PNUD) y la Unión Europea, estableció que el país registró pérdidas por 6.421,66 millones de dólares durante los meses de marzo, abril y mayo de este año.
El sector productivo fue el más castigado, con un 63,8% del total de las pérdidas, seguido el social, con el 202%, recursos naturales e infraestructura, 15,6%, y el de la seguridad en un 0,4%. EFE