Es una buena costumbre desearnos que el año nuevo nos depare buena suerte, bienestar, salud y ventura. No perdamos esta actitud que habla de amistad, confraternidad, cariño y respeto. Inclusive por la presión de la pandemia, debemos desearnos lo mejor bajo el manto de la disciplina y el cuidado personal. De nada valen las regulaciones oficiales sin nuestra contribución, con respecto al cumplimiento de las disposiciones de bioseguridad, se trata de una cadena que conformada por nosotros como eslabones, debe permanecer intacta en tanto seamos respetuosos de lo elemental, cuidadosos de la familia y de la sociedad.
Dura experiencia para el País entero en todos los órdenes, gestándose desesperanza y hambre, desempleo y verdadera angustia en muchos ciudadanos que dependen del diario esfuerzo en actividades informales, expuestos a múltiples vaivenes de la calle sin el respaldo de seguridad social y más bien la persecución que hacen guardias municipales sin reparar en que atrás están niños con hambre y desnutrición, como el futuro del país. Sí, futuro más aún cuando existen tantos candidatos a captar el poder sin plan de gobierno serio y honesto, lo que es más nos quieren representar y dirigir ciudadanos con una hoja de vida no limpia y más bien envueltos en procesos judiciales que desdicen de su conducta y bien actuar, de su desconocimiento ético y el respeto por una ciudadanía a la cual quieren defender, así se explica el pusilánime accionar de la asamblea legislativa con la salvedad de pocos dignos ASAMBLEISTAS de bien y meritoria propias.
Es trascendente el hacer una selección inteligente en las urnas, no populista ni distanciada de un análisis elemental de lo vivido. Es nuestro el Ecuador, y nos merecemos mejor suerte. FELIZ AÑO 2021 a mis queridos Lectores, hagamos un cambio conductual. (O)