Retornar lo más pronto posible a la normalidad, es la recomendación que hace a Latinoamérica el departamento de Educación del Banco Mundial. Porque detectó un preocupante deterioro en este campo. Antes de la pandemia el 51% de niños con diez años de edad, no eran capaces de comprender el contenido de una lectura; ahora es el 62%.
Respecto a la teleducación, el 40% de estudiantes puede acceder normalmente a internet. Los restantes afrontan dificultades o están privados del mismo. Además de bajar la calidad esto repercute en la pérdida de año, que hasta septiembre pasado afectó a casi la mitad de escolares, aún con las pruebas supletorias y las clases de recuperación, implementadas por los planteles.
Como la educación se liga ineludiblemente a las finanzas, observemos las cifras que trae la Comisión Económica para América Latina (CEPAL). Este año Ecuador tendrá crecimiento negativo entre el 8,9 y 9,5%, lo cual apenas se recuperará en el 1% durante el 2021, frente al promedio regional que será del 3,7%. La pobreza aumentó del 28 al 40%; el desempleo y subempleo alcanzan el 60%. El endeudamiento público nacional se acerca al 60% del PIB, mientras el privado sube también obligando a diferimientos y morosidad, que restringen las inversiones.
La angustiosa pregunta es hasta cuándo durará esta situación. Porque en restricciones sociales, que parece constituir el único camino, Ecuador da un paso adelante y dos hacia atrás. La semana pasada y hasta finales de año el gobierno reactivó el estado de excepción, que paraliza prácticamente al país cuando tenía dos largos feriados para aprovechar.
Tal como están las cosas entonces el asunto va para largo, pues inclusive las vacunas cuando vengan no solucionarán el problema, que ha llegado a niveles de terror entre la población. (O)