OPINIÓN | Sí. La Pandemia terminó llevándose al año 2020. Los recuerdos del año viejo, recaerán en la reflexión de los efectos, destrozos y problemas sociales y económicos, que dejó la Covid- 19.
El año inaugurado ayer, es un 2021 al que se lo mirará con respeto y prudencia. Existe una carga gigante de dificultades y ausencia de certezas; de hecho, ha quedado más que aprendido que los pronósticos o afirmaciones por más mínimas que éstas sean, pueden furtivamente cambiar.
Lo que viene será afrontado con dinámica, creatividad y capacidad de corregir los errores. Por ejemplo, la Gripe Española de 1918 caminó junto a la I Guerra Mundial, habiendo Estados enteros que hicieron frente a un conflicto armado y problema sanitario de escala mundial a la vez; tampoco existía una comunicación digital sin fronteras como la actual, aún menos el desarrollo tecnológico suficiente como para encontrar -una muestra siquiera- de vacuna alguna. Las condiciones eran grises y complejas. En esa época quedaron algunas lecciones para los siguientes años: prioridad a la sanidad pública e higiene, y cambios radicales en las formas de organizar las ciudades y sus espacios públicos. La Pandemia desapareció naturalmente en el verano de 1920.
Este es nuestro tiempo, nuestro reto. El año 2021 lleva consigo: desarrollo tecnológico, acceso a información, y ausencia de una guerra de tipo mundial; lo que debería ser sustento -al menos- para una mejor capacidad reactiva y comprensiva de los efectos y desarrollo al que la sociedad está invitada después de la Covid- 19.
Es decir, es tiempo de afrontar los derroteros presentes, con esfuerzo y comprensión, paciencia y rigurosidad en el cuidado personal y del otro; solo entonces, podremos mirar con optimismo y futuro al nuevo año, que sí, es aún incierto, por supuesto, electoral, económicamente difícil, con pérdidas cercanas, pero que es la oportunidad esperada por radicalizar y transformar el sentido de vida y la comprensión de la organización social. Feliz Año Nuevo. (O) josechalcosalgado@gmail.com
