Hoy se conmemoran 21 años de la adopción del dólar como moneda oficial en Ecuador, hecho que marcó un hito en la historia de la economía del país, y que desde su aplicación, ha mejorado las condiciones de vida de la población.
De acuerdo a datos del Banco Central del Ecuador (BCE), publicados en un micrositio de esta entidad en diciembre pasado, en el 2000 había poco más de 12 millones de ecuatorianos; el Producto Interno Bruto (PIB) por habitante era de 1.489 dólares; la inflación anual al mes de enero era de 78,07%; el salario nominal promedio era de 71,2 dólares, que contrastaba con un salario real de 59,3 dólares; y la canasta básica tenía un costo de 252,93 dólares.
Veintiún años después, los cambios han sido notorios. La población actual supera los 17 millones; el PIB corriente es de 107.435,67 millones; el PIB per cápita es de 6.222 dólares; la inflación anual a diciembre cayó a -0,07%; el salario nominal subió a 459,60 dólares; el salario real escaló a 109,10 dólares; y el precio de la canasta básica su ubicó en 715,80 dólares.
“La crisis de 1999 implicó una recesión severa para la economía ecuatoriana: una caída de cerca de 5% en el PIB, una ola de desempleo que desencadenó también una ola migratoria. Sufrimos un aumento en la masa monetaria que se triplicó y todo eso confluyó para que tengamos la devaluación del Sucre”, recuerda Rodrigo Mendieta, director de investigaciones de la Facultad de Economía de la Universidad de Cuenca.
Mendieta agrega que el esquema de dolarización imponía una “camisa de fuerza” para el manejo del gasto público, y las políticas fiscales tomaron una preponderancia mayúscula. A partir de la dolarización, como estaba previsto, la inflación cayó y se logró la estabilidad en la parte monetaria de la economía.
“Los Gobiernos empezaron a manejar el Estado sin la política monetaria e intentaron hacer un manejo responsable de las finanzas públicas, lo que lamentablemente no se ha logrado y ha llevado a que la economía ecuatoriana se torne compleja”, indica.
También, la dolarización implicaba que el Ecuador debía ser más proactivo en la mejora real de la competitividad, cosa que todavía es una tarea pendiente, según Mendieta.
“La competitividad tiene muchas aristas. En lo macroeconómico, significa estabilidad en el manejo del gasto público, no tener déficits tan recurrentes, no tener inestabilidad en cuanto a generación de desempleo. También tiene que ver con el impulso que se da al sector privado, a las micro, pequeñas, medianas y grandes empresas; se les da impulso con un crédito que sea accesible, que se adapte a las condiciones que tiene el sector productivo”, acota.
Asimismo, manifiesta que el gasto público en Ecuador ha llegado a ser muy abultado, por ello, se debería mantener únicamente los gastos necesarios en inversión (educación, salud,seguridad, infraestructura vial).
Confianza en el dólar
También, Mendieta sostiene que el Ecuador no está listo para abandonar la dolarización, puesto que esta moneda otorga confianza a las familias y empresas, sobre el manejo económico. Además, en caso de que el país optara por retornar al Sucre, debería tener ciertas condiciones para evitar caer en recesión.
“No se puede quitar la dolarización porque deberíamos tener condiciones para eso: confianza, manejo responsable en el gasto público y ganar competitividad real, eso no tenemos”, dice Mendieta. (I)
Dato
Como un aporte a la investigación de la economía nacional, el BCE publicó un micrositio con información estadística, hemerográfica, testimonial y bibliográfica por los 20 años de dolarización en Ecuador.