La dolarización cumplió 21 años; con el decreto del Presidente Mahuad que desapareció al sucre en franca devaluación, luego del feriado bancario que destrozo la economía nacional, solo comparada con la actual crisis sanitaria que soportamos. Luego de este periodo se admite a la dolarización con aceptación entre los ecuatorianos en todos los estratos sociales, que, ante cualquier atisbo de cambio de moneda la población se encrespa, cuanto se acuerda de la inflación sufrida habitualmente, con la socorrida elaboración de dinero de parte del Banco Central, forma que los gobiernos empobrecen de manera continua al pueblo.
Como es de suponer los candidatos a la Presidencia, apoyan la dolarización. Lo importante es descifrar propuestas que atentarían a su vigencia, como propender a la circulación de dinero electrónico sin respaldo, que fuera ya rechazado por el público y que de intentar hacerlo estas u otras medidas, nuevamente el conglomerado lo repulsará, cuando se repite en los foros especializados que sin una moneda fuerte en el ecuador, posiblemente el camino que sufre Venezuela fuese factible a nuestra realidad, situación que pone a cualquier ciudadano alerta, o la inflación sin control de la Argentina, cuando se gasta más de lo que se produce, en un ambiente delincuencial de personeros en las máximas dignidades nacionales.
Lo que queda del actual régimen como medida sustancial en lo económico político y social es la aplicación de las vacunas, para proteger a la población del coronavirus, al igual que al nuevo gobierno, que imprimirá sin duda su impronta en el devenir del progreso nacional, el tiempo apremia para la toma de decisiones en un contexto conflictivo, ante un comercio internacional que privilegia a quienes adquieren en cantidad y disponen recursos de manera constante, sin embargo se sufre la irresponsable merma la acción del antes Instituto Nacional de Higiene, que producía vacunas, las gerencias hospitalarias entregadas a la corrupción y un manejo de salud pública inconsecuente, que obliga a tomar medidas urgentes para evitar una mayor debacle, al apuro si, como se asumió en su momento a la dolarización. (O)