El Congreso de Chile inició este miércoles la discusión de un proyecto para despenalizar el aborto dentro de las primeras 14 semanas, que fue presentado en 2018 y al que se opone frontalmente el Gobierno del conservador Sebastián Piñera.
Con camisetas verdes -el color de la lucha por la legalización del aborto- y al grito de «¡Aborto sí, aborto no, eso lo decido yo!», algunas de las parlamentarias de izquierda y centro-izquierda que impulsaron la iniciativa llegaron al Parlamento con la mira puesta en la reciente despenalización en Argentina.
«Hoy iniciamos el camino hacia la despenalización legal y social del aborto en Chile. Los abortos existen y seguirán existiendo. En nuestras manos está dejar de perseguir a adolescentes y mujeres que no tienen recursos para hacerlo en clínicas disfrazado de apendicitis», dijo Maite Orsini, diputada opositora y presidenta de la comisión parlamentaria donde se discutirá el proyecto.
«No más clandestinidad ni persecución. Tenemos que avanzar en autonomía y dignidad», agregó por su parte en Twitter la diputada comunista Camila Rojas.
A diferencia de la ley aprobada en Argentina el pasado diciembre, el proyecto chileno se limita solo a despenalizar el aborto y no garantiza ni provee la prestación ni el acompañamiento del Estado.
DEBATE POLARIZADO
Minutos antes del inicio de la discusión, grupos a favor y en contra del aborto protagonizaron momentos de tensión a las puertas de la Cámara de Diputadas y Diputados, ubicada en la ciudad costera de Valparaíso, a 100 kilómetros al oeste de la capital.
Mientras la discusión parlamentaria avanzaba, en Santiago, decenas de mujeres de la poderosa Coordinadora Feminista 8M realizaron una protesta a las puertas del Palacio presidencial y una pegada de carteles con el lema «Aborto libre, legal, seguro y gratuito» en la fachada de la Universidad Católica, uno de los centros de estudios más conservadores del país.
«Esperamos abrir un debate que se juegue en las calles, como pasó en Argentina, y que desborde al Parlamento», aseguró a Efe la vocera de la coordinadora, Karina Nohales.
Chile, que prohibió totalmente el aborto a finales de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), lo despenalizó en septiembre de 2017 en tres causales: inviabilidad fetal, riesgo de muerte de la madre y embarazos producto de una violación.
El movimiento feminista denuncia, sin embargo, que muchas chilenas que cumplen con las tres condiciones encuentran dificultades aún para interrumpir su embarazo por las objeciones de conciencia interpuestas por clínicas y especialistas para practicarlo.
Aunque el aborto libre es una demanda de millones de chilenas y el movimiento feminista ha demostrado gran fuerza en los últimos tiempos, la discusión promete ser larga y polarizante y el Gobierno ya ha manifestado en reiteradas ocasiones que está en contra.
«El Gobierno está en contra del aborto libre, del aborto donde no hay ninguna razón más que la decisión de la mujer de poder interrumpir su embarazo. El Parlamento es soberano para poder debatir sobre todos los temas, pero el Gobierno en esta materia es claro», insistió el martes la ministra de Desarrollo Social y Familia, Karla Rubilar. EFE