Posiblemente usted sea una de las tantas personas que quizá por el trajín diario relegó inconscientemente a un segundo plano toda la riqueza que le rodea, misma que Edmundo Jaramillo intenta reactivarla a través de su proyecto “La vida es bella… tan tan”.
Todo empezó durante el confinamiento por la pandemia de la covid-19. Jaramillo vio que estar encerrados y “privados” de la “libertad” -que cada quien la interpreta y disfruta a su manera-, llevó a las personas a valorar más lo que en la vida cotidiana parecía intrascendente: los ríos, las montañas, el parque, un ser querido.
“La vida es maravillosa más si estamos rodeados de un entorno formidable de naturaleza”, dice Jaramillo y añade que se debe evitar caer en lo de antes, en el egoísmo o el apego a lo material que nos vuelven seres insensibles.
La vida es como una canción, precisa para explicar el “tan tan” de su propuesta. “En nuestra época, el acorde final de todas las canciones, tristes o alegres, era tan tan (…) La vida es bella, cantémosla, bailémosla. ¿Hay un tan tan?, sí, hay un final, tarde o temprano va a llegar ese tan tan, mientras tanto, dediquémonos a vivir porque la vida es bella”.
Para demostrar que todos -sin excusas- pueden llevar una vida sin tanta riqueza material y más amigable con la naturaleza, se propuso ascender cinco cumbres aprovechando además su afición por el montañismo.
Jaramillo es abogado. “Nunca fui deportista”, confiesa. Desde septiembre de 2020, todos los días empezó a caminar de dos a tres horas desde las 05:00 con el propósito de “coger algo de masa muscular y mejorar mi condición cardiorrespiratoria para enfrentar la altura”.
El pasado 16 de enero cumplió el primer objetivo. “Sí, lo logramos y en plural. Gracias Nico, Frank, Edwin, excelentes guías, y a todo el grupo de guambras… que con paciencia me ayudaron a llegar a las cimas del Ruco (4.696 metros) y Guagua Pichincha (4.776 m) Integrales y además por hacer una tercera cumbre: el Cerro Ladrillos».
Ahora están en agenda las cumbres del Sincholagua (4.873 m), Illiniza Norte (5126 m) y algunas prácticas de adaptación antes de llegar a la cima del Cotopaxi (5.897 m) entre el 13 y 14 de febrero. Asegura que los tiempos se cumplirán siempre que no haya nuevas restricciones por la pandemia y sobre todo si les permite el Apu (espíritu de la montaña).
“Cada cumbre está dedicada a la gente que falleció, a los médicos, enfermeras, auxiliares, personal de limpieza de los hospitales… También a los amigos, familiares que partieron y no por negligentes sino porque tienen que trabajar y creo que no podemos juzgar mucho”. (BST)-(D)
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