Test de docilidad

Juan F. Castanier Muñoz

Los tramos finales del gobierno correista fueron de pánico. La bonanza económica de los primeros años  de gestión tocaba su fin y comenzaban a “hacerse agua los helados”, el castillo de naipes iniciaba su derrumbamiento, las arcas fiscales vacías  y las encuestas no favorecían una posible segunda reelección de Correa, asunto peliagudo que requería una reforma constitucional y con la cual tampoco se hallaba de acuerdo la mayoría de ecuatorianos. Opción: plantear la reelección indefinida para el 2021 y que la resuelva la Asamblea como enmienda constitucional y buscar el reemplazo del “Mesías” para el 2017. Dos candidatos: Jorge Glas y Lenin Moreno. El primero, integrante titular de la “banda”, conocedor al dedillo de todos los tejes y manejes de los contratos en el área energética y ¡claro!, leal a la “causa”; su inconveniente: las encuestas no le favorecían. El segundo, Moreno, con la ventaja que tenía mejor apoyo en el electorado pero en cambio no era visto como un hombre de confianza por la cúpula, sobre todo por los lugartenientes costeños. Entre perder la elección presidencial y la posibilidad de ganarla, el correismo se inclinó, totalmente a desgana, por Moreno.

Y lo que vino después ya es historia, Moreno les resultó “respondón” que era lo que los correistas temían y va terminando su mandato como el enemigo número uno de las huestes comandadas desde Bélgica. Con semejante experiencia, que les ha significado una especie de puntapié en pleno hígado, hoy se han asegurado al máximo aplicando a los precandidatos del partido un inédito “test de docilidad”, que consiste en una serie de pruebas para demostrar el grado de “acatamiento” a las disposiciones belgas y su absoluta sumisión a la omnímoda voluntad “imperial”. Sobra relatar que la prueba la ganó largo el “emparamado” Arauz, quién logró repetir cien veces “mil dólares para un millón”, sin equivocarse.

“Aquel candidato que ofrece dinero para que lo sigan, no es un buen líder, es un comerciante de la política que te da algo a cambio de tu voto. El pecado no es recibir el regalo  sino votar por aquel comerciante de la política” (José Mujica, ex presidente del Uruguay). (O)