Ha pasado casi un año desde que recibimos una de las más nefastas noticias para la sociedad, y es que enfrentar una pandemia y de la mano ser testigos de las despedidas más tristes y solitarias que se pueden dar a un ser querido, de seguro que no se le desea a ningún ser humano.
Sin darnos cuenta hemos cerrado el primer mes de este año 2021, y, de a poco hemos aprendido a vivir, aunque sin aceptarlo, con este monstruo invisible y tan letal pero que al mismo tiempo nos ha sabido dar lecciones profundas sobre el significado de la vida humana.
Hoy en día, y sin lugar a equivocarnos, podremos decir que nuestros ojos miran de manera distinta, solamente por el hecho de transitar por las calles y observar el medio rostro de las personas o el haber eliminado cualquier tipo de contacto humano en una cultura completamente expresiva, denota las condiciones incomodas que estamos enfrentando.
No nos queda más que reinventarnos a nosotros mismos, pensar en una nueva humanidad, en un nuevo comportamiento social, mirar a la vida con la fragilidad que ésta siempre ha mantenido pero que nos ha hecho pensar que somos súper humanos invencibles, promover mayores acercamientos con nuestros círculos íntimos familiares, pero, sobre todas las cosas, valorar el hoy, llenarnos de felicidad de saber que aún podemos respirar y que muy probablemente existirá alguien cercano a nosotros que ansía nuestra presencia.
Un abrazo profundo mis estimados lectores y, al menos hoy, ¡levantemos nuestra mano y hagamos un brindis con la vida! (O)