El Génesis, primer libro de las Sagradas Escrituras, relata la creación del hermoso Jardín del Edén con árboles deleitosos a la vista y buenos para comer, en el medio: el árbol de la vida, de la ciencia, del bien y el mal, el único que no podía ser tocado, so pena de muerte. Dios se dio cuenta que habían desobedecido y los reclamó. El hombre dijo: la mujer que me disté por compañera me dio el árbol y lo comí. La mujer contestó: la serpiente me sedujo y comí, siendo expulsados del paraíso.
La primera gran enseñanza es la importancia de obedecer, actitud responsable de colaboración y participación, por cuanto siempre nos lleva por buen camino, ya sea en el aspecto personal, social, laboral o religioso, facilitando la convivencia diaria, en las tareas productivas, además de hacernos mejores personas para poder acatar normas, órdenes, reglas, tan importantes y necesarias.
La segunda moraleja se relaciona a la tendencia natural de no aceptar las responsabilidades individuales: El hombre culpa a la mujer, la mujer a la serpiente…los ciudadanos a las autoridades, incluido al presidente que será electo, a quien compete la primera responsabilidad de conducir la nación, pero también a todos los ecuatorianos: hombres y mujeres, de toda edad.
Por ello, cada día esforcémonos en conseguir un mejor país, más igualitario, más ordenado, objetivos que solo lo lograremos si todos nos comprometemos en aportar con un granito de arena, sin importar nuestra situación social-económica y desde cualquier espacio.
Si solo cumpliéramos con nuestras responsabilidades de cuidar el medio ambiente, cultivar los valores cívicos, respetar las creencias, los derechos humanos, rechazar la violencia. Cumpliendo con nuestras obligaciones, levantando la voz para exigir, participando en el desarrollo de nuestra comunidad y valorando a los demás, siendo solidarios y altruistas de seguro que viviríamos en un Ecuador diferente, más próspero y humano. (O)