Comenzó mal, termina mal
La ola de inestabilidad que se avecina no se debe solamente a los estrechos márgenes que existen en los resultados de las votaciones entre quienes ocupan el segundo y tercer lugar. Se debe al irresponsable- por decir lo menos- anuncio que hizo el Consejo Electoral sobre resultados provisionales, lo que dio margen para que fueran tomados como anuncio de victoria de uno de esos grupos políticos.
El Consejo Nacional Electoral comenzó mal y termina mal. El anuncio de resultados provisionales, generó expectativas que pueden desembocar en un caos gigantesco y hasta en una ola de violencia que arrasará con lo poco que queda de nuestro país.
El máximo organismo electoral y particularmente su Presidenta no han estado a la altura de las circunstancias. Iniciaron y durante un buen tiempo continuaron sus labores en medio de una pugna absurda que pudo haberse superado en el campo del debate y no del enfrentamiento casi personal. Esa pugna generó dudas y minó aceleradamente la confianza pública. Y, un organismo electoral que ha perdido la confianza de buena parte del país es un peligro para la democracia. Cualquier resultado que se dé en las elecciones será interpretado como una parcialización de ese alto tribunal.
A lo anterior hay que sumar la presencia de dieciséis candidatos presidenciales. Cuatro de ellos obtienen casi el noventa por ciento de los votos. Los cinco siguientes tienen entre el uno y dos por ciento de los sufragios. Y, los siete últimos no llegaron ni siquiera al uno por ciento. Un país fragmentado y enfrentado en el que se ha atizado para ganar elecciones durante los últimos años el fuego del revanchismo y el odio social. Finalmente, una Ley Electoral que posibilita la proliferación de partidos de alquiler. En suma, un panorama terrorífico para el futuro inmediato. (O)