Del total de vacunados hasta el jueves 748.417 son adultos mayores de 73 años y el resto personal sanitario, mientras que el 59,9 % corresponde a mujeres y el 40,1 % a hombres.
Con el 83,6% % de su población inoculada, la pequeña localidad de Laguna Blanca, en el extremo sur del país, encabeza la lista de las primeras diez comunas por avance de vacunación, seguida de la también austral Río Verde (49,2 %).
«Esta vacuna es segura, es eficaz y hemos hecho un esfuerzo enorme», agregó el mandatario conservador, cuestionado hace unos meses por la gestión de la pandemia.
Chile, que empezó vacunando al personal sanitario de cuidados intensivos el 24 de diciembre y arrancó la inoculación masiva la semana pasada con los mayores de 90 años, administra 5,58 por cada 100 habitantes, según los últimos datos hasta el 10 de febrero del registro Our World in Data, de la Universidad de Oxford.
La cifra es muy superior a la media mundial -1,9 dosis por cada 100 habitantes- y a las 1,94 dosis en Brasil, 1,18 en Argentina y 0,56 en México.
A la cabeza en el continente americano va Estados Unidos, con 13,53 dosis por cada 100 habitantes, mientras que Israel lidera de lejos el ránking mundial, con 69,46 dosis por cada 100 habitantes, según la universidad británica.
«El número de vacunas que se están inoculando diariamente en Chile es absolutamente un logro y ayuda a combatir el movimiento antivacunas. Solo el jueves se inyectaron 221.459 dosis», reconoció a Efe Claudio Castillo, experto en Salud Pública de la Universidad Santiago de Chile.
El objetivo del Gobierno es inocular a la población de riesgo – casi 5 millones de personas, entre mayores de 65 años, enfermos crónicos, personal sanitario, fuerzas de seguridad y funcionarios en actividades críticas – antes de que finalice el primer trimestre y al 80 % de la población total antes de junio.
CLAVES DEL ÉXITO CHILENO
Los expertos señalan dos aspectos para explicar la rapidez con la que se está llevando a cabo el proceso, que es voluntario y gratuito: la habilidad en la negociación de vacunas y la amplia red de la atención primaria, que recorre cada rincón de este país de más de 4.200 kilómetros de largo y que le ha permitido realizar exitosas campañas en su historia, como la de la polio en 1961.
Para Castillo, Chile ha jugado bien la partida con los laboratorios, pues ha negociado «desde muy temprano» y lo ha hecho independientemente de la geopolítica, lo que le ha permitido recibir ya casi 4 millones de dosis de Sinovac.
«La vacuna china no es muy masiva aún, está principalmente en China, Indonesia, Turquía y Brasil. Ahora se están sumando más países, pero al principio no tenía ese halo de sello de garantía que tenía la de Pfizer. La estrategia de Chile de diversificar contratos fue muy buena», añadió.
Chile, que también ha aprobado las vacunas de Pfizer y AstraZeneca y se encuentra estudiando la rusa Sputnik y la de Janssen, tiene comprometidas más de 35 millones de dosis de diferentes laboratorios y de la plataforma Covax, impulsada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para garantizar un acceso universal.
«El principal desafío para un país como Chile, que tiene condiciones logísticas idóneas, es contar con el stock suficiente», explicó Cristóbal Cuadrado, académico de la Escuela de Salud Pública de la estatal Universidad de Chile.
En opinión de Castillo, el principal reto aparecerá en unas semanas, cuando la inoculación de la segunda dosis coincida con la campaña contra la influenza en el hemisferio sur, pues «hay que esperar al menos dos semanas entre ambas inyecciones».
La pandemia ya ha provocado cerca de 765.000 de infectados y más de 19.200 muertes desde inicios de marzo en Chile, que pasó su primer gran pico en julio y está sumido en una segunda ola. EFE