Con mucho en contra y ya agotados y agotadas de la violencia y de cómo esta se dinamiza, se reproduce y se replica, con sus voces exclamando un cese y acompañando a estas el imaginario del “elixir” que ponga un fin a esta, aparecen en la palestra los “open mind” los repulsivos minoritarios –eso espero- que promocionan la cosificación del cuerpo humano para saciar el inmundo apetito sexual de un depravado.
Quienes defendemos lo correcto, los que aún creemos en los valores inculcados por nuestros padres y maestros, SÍ hablamos de violencia, de sus causas, consecuencias, costo social, políticas públicas, actores, etc.; los persistentes defensores de los derechos humanos, SÍ actuamos en convicción a pesar de que entre el hablar y el actuar también cargamos la mochila de la impotencia, de la frustración, pero también de la esperanza… No seremos los suficientes ni tampoco los más fuertes, pero si no empezamos aquí y ahora a rasgar a este cáncer social, nos arrastraremos en la corriente.
Hacer seguridad ciudadana dentro y fuera del hogar es defender lo correcto, es apropiarse de cada uno de nuestros espacios para protegernos en cadena, es impulsar y sostener cambios que aporten a mejores, saludables y respetables formas de vida para todos y todas. (O)