El desafío del país es inmenso, vital, gravitante. Escoger entre el retorno al totalitarismo que menoscabó la dignidad de profesores, periodistas, médicos, jóvenes pretendiendo ingresar a las universidades, ecologistas, emprendedores, actores de la cultura de teatro y de calle, empresarios, profesionales del derecho, indígenas, policías y militares, al clero y a los laicos; o la alternativa de adoptar el norte del cambio, representado ahora por el 20 % de los votantes que escogieron a Lasso como su opción, y al 48 % de electores que apoyaron otras opciones, pero repudian volver al pasado.
Es cuestión de tener memoria, esa facultad psíquica por medio de la cual se retiene y recuerda el pasado, y que nos debería conducir a la época en la cual se dispendiaron los recursos, a través de los contratos con sobreprecios, entregados a dedo a contratistas descalificados, a cambio de la “cuota” para mantener el proyecto. O las violaciones permanentes a los Derechos Humanos, a la comunicación de partido único, al Gran Hermano de Orwell en la novela “1984”, que espiaba todo, y reproducía la mano atroz de la represión, el chantaje y la persecución.
A Lasso, tal como sostenemos quienes aspiramos a vivir en una sociedad con libertad, alejada de la crueldad de las cárceles, de la necesidad urgente de obtener la vacuna, de distanciarnos del desempleo, de las atrocidades de la corrupción y el dispendio del dinero público, le toca una tarea dura. Primero empezar por zurcir cualquier discrepancia interna de la coalición que se formó para apoyarlo; segundo, escuchar a quienes no aparecieron con fuerza en su propuesta –no por eso olvidados- como los ecologistas, artistas, mochileros, indígenas indignados entre tantas promesas incumplidas de sus propios líderes; a los queridos y respetados millennials nacidos entre 1981 y 1995 –generación Y-; a una gran parte de la generación Z nacidos de 1996 en adelante, quienes votaron en la primera vuelta atraídos por el tik-tok, en donde encontraron la respuesta electoral a su carácter y forma de vida…(continuará) (O)