Y Satanás armó un ejército y en una sola noche plantó su infierno acá en Ecuador, el país dominado por la droga; y en tres ciudades la matanza dentro de sus cárceles fue descomunal (recordamos que, hace un año, escribimos exactamente sobre Turi, la cárcel carnavalera, que se escapó de las manos de las autoridades) en una sola noche nuestra ciudad maduró, cambió su rostro de adolescente y amaneció aterida, aterrada, ya para siempre. Noche memorable en la que recordamos a aquellos ingratos que se inventaron una cárcel de máxima seguridad, supuestamente, “regional” y que deberían ser declaradas personas “non gratas” en su ciudad natal. Noche en la que comprendimos que las mafias internacionales nos gobiernan y que no somos más que humildes piezas de un juego monstruoso, ciudadanos arrebañados que pagan sus impuestos fielmente y con terror. Noche en la que los gritos de pánico de los niños dentro de la cárcel nos mantenían con los ojos ciegos de espanto. Y al día siguiente llegaron, para enterarse de los chismes, los comandos, los robocops que no viven acá, porque Cuenca es otro país y no protesta; porque el desprecio y el centralismo pueden más que mil razones. Así el infierno sentó sus reales en la ciudad amada, ese averno poblado de buenas intenciones por parte de los políticos. Sí; amigo lector, una noche interminable que inicia un calvario de otras noches para aquellos que somos el cerco de resguardo a la cárcel central de Turi. (O)
CMV
Licenciada en Ciencias de la Información y Comunicación Social y Diplomado en Medio Impresos Experiencia como periodista y editora de suplementos. Es editora digital.
Publicaciones relacionadas
Mira también
Cerrar - Cambio climático22 de noviembre de 2024